Los tickets hinchados son uno de los clásicos del verano. Es verdad que la inflación ha hecho que no haya que esperar a la época estival para ver precios disparados al mínimo descuido, pero coleccionar esos típicos “clavazos” veraniegos sigue dando algunas buenas historias.
Y esta nos lleva a un lugar de sobra conocido en este tipo de sucesos. Si hubiera unos Juegos Olímpicos en este deporte nacional de cobrar más allá de lo que parece razonable, hay una ciudad que siempre ha conseguido medalla y, a veces, de oro: San Sebastián.
Las vistas a La Concha y la tradicional solvencia del turista internacional en busca de pintxos ha convertido la capital guipizcoana en un campo de minas para el paseante despistado que quiere tomarse un zurito y una gilda sin quemar la VISA.
Si hubiera unos Juegos Olímpicos en este deporte nacional de cobrar más allá de lo que parece razonable, hay una ciudad que siempre ha conseguido medalla y, a veces, de oro: San Sebastián
Precisamente de allí llegaba el otro día un ticket que parecía establecer un nuevo record en esta especialidad hostelera de pasarse de freneda. Vaso de agua, dos euros se podía leer claramente en la cuenta compartida en un grupo de gentes muy de Donosti.
Entre risas, quejas y dudas sobre la legalidad del asunto, se ve que la noticia se propagó lo suficiente como para que llegara a uno de los trabajadores del local en cuestión que aclaró que, por supuesto, aquello era un error del sistema de cobros y animaba al cliente a volver para reclamar sus dos euros.
¿Un error de sistema pero hay un concepto que es vaso de agua con un importe asignado? ¿Error pero los dos euros bien que se cobraron y si el cliente no se da cuenta o lo comparte ahí que se quedan? Las dudas son más que razonables, es verdad. Pero vamos a aceptar como buena la versión de la cafetería. Y, precisamente por eso, dar su nombre tampoco aporta mucho.
De todos modos, lo más curioso y preocupante del asunto es que en el hilo de comentarios alrededor del ticket en cuestión nadie dudó de que aquello podría ser perfectamente real. ¿Estamos tan acostumbrados a los desmanes de ciertos negocios que incluso pagar por un vaso de agua nos parece posible? Del grifo, se entiende. Porque lo de servir agua a raciones y no por botellas —aunque sea filtrada, que eso daría para otro tema— es algo que por ahora no se estila.
Por cierto, ¿ya se nos ha olvidado que, por ley, los bares y restaurantes están obligados a ofrecerla o servirla de forma gratuita? Parece que sí.
Por cierto, ¿ya se nos ha olvidado que, por ley, los bares y restaurantes están obligados a ofrecerla o servirla de forma gratuita? Parece que sí.
Más allá de este amago de atraco en forma de vaso de agua, también hay un par de noticias en el universo de las hamburguesas que han marcado la agenda gastronómica de este verano. Además de los lloros empresariales por no encontrar personal, claro. Aunque eso hace ya tiempo que no es noticia.
El brote de salmonelosis en una conocida y premiada hamburguesería de Madrid ha servido en bandeja los memes sobre cómo la mejor salmonella del país está, claro, en Madrid. Como la paella, el cachopo, la croquetas, la pizza…
La verdad es que en Hundred parecen haber manejado bien al asunto, detectado rápidamente el origen del brote —unas salsas— y demostrado buen control de la trazabilidad de lo que utilizan a la hora de definir cuándo se usó la salsa en mal estado.
De todos modos, la noticia también debería servir para recordar que las advertencias veraniegas sobre seguridad alimentaria que repiten cada años los expertos en la materia son por algo. Y que aunque nos guste la tortilla de comer con cuchara y toda la vida se haya llevado ensaladilla rusa a la playa, igual saben más que nosotros de lo que hablan. También que esa popular cocinera y columnista que hace no mucho se reía de los consejos de una de estas expertas sobre conservar la pasta y el arroz. A mi me vas a decir tú cuánto guardar un tupper y tal.
La noticia debería servir para recordar que las advertencias veraniegas sobre seguridad alimentaria que repiten cada años los expertos en la materia son por algo.
La segunda ración de hamburguesas de este verano llega por gentileza de Burger King y un local en Cambrills en el que los trabajadores se negaron a seguir trabajando con más de 40 grados en la cocina. Ya sabemos que hay mucho chef al que estas cosas les parecerán tonterías de le generación de cristal, pero por suerte hay una cosa llamada legislación laboral no basada en las batallitas de viejos lobos cocineros.
¿Estarían esos trabajadores preparando alguna de las hamburguesas que Dabiz Muñoz ha ideado para la cadena de hamburgueserías mientras soportaban esas condiciones? Seguramente. ¿Es culpa del aclamado cocinero que en ese local no se cumplieran las normas laborales? Evidentemente, no.
Tampoco los chefs que colaboran con plataformas de delivery denunciadas por no cumplir la ley, pero es imposible que estas cosas no te salpiquen cuando asocias tu nombre a alguna marca. Pero oye, de algo hay que vivir, que nunca se sabe cuando uno va a necesitar un par de euros para pagar un vaso de agua en San Sebastián.