El fenómeno de las Cocktail Week —semanas dedicadas a promocionar la coctelería de una ciudad— ha crecido exponencialmente en los últimos años. Londres fue la pionera pero ya podemos encontrar este formato en Madrid, Tel Aviv, Florencia, Venecia, Múnich o Edimburgo. Todas ellas buscan fomentar el consumo de coctelería en los habitantes de la ciudad, lograr que se hable en prensa y redes sociales de esta (olvidada) rama de la hostelería y movilizar a los profesionales de la ciudad a través de masterclasses y guest shifts.
Algunas tienen incluso la ambición de convertirse en un polo de atracción turística anual para foodies y aficionados de otros países. Durante los últimos años he tenido la suerte de viajar a varias, entre ellas la sorprendente Yerevan Cocktail Week, que tuvo lugar en mayo en la capital de Armenia.
Quién organiza la cita de coctelería
Se trata del primer evento de estas características que se ha organizado en toda la región. Su creador, Gegam Kazarian, no es un desconocido en nuestro país. Con más de 25 años de experiencia en la industria, Kazarian dirigió durante unos años su Kazaris Lab en Alicante, un laboratorio gastronómico donde desarrolló una coctelería experimental y multicultural pionera en nuestro país y quizás algo adelantada a su tiempo.
Su enorme energía y entusiasmo han servido para levantar prácticamente a pulmón un proyecto que parecía imposible solo unos meses antes. El equipo organizador lo completa Arevik Atabekyan de la PINEAPPLE Hospitality School, Syuzi Mikaelyan de ProReCa Agency y Lusine Melkonyan fundadora de Next is Armenia.
Ereván, un poco de historia
Armenia tiene su origen en una de las civilizaciones más antiguas del mundo —según la Biblia, Ereván fue el primer lugar que vio Noé al salir del arca— y la primera nación en adoptar el cristianismo como religión oficial en el año 301. Su pasado como antigua república soviética todavía puede observarse en la arquitectura de algunos de sus edificios principales, así como cierto aire fronterizo entre Europa y Asia.
Ereván es una ciudad de amplias avenidas arboladas donde la monumentalidad soviética convive con el color rojizo de la toba armenia con la que se construyeron muchos edificios gubernamentales, monasterios y mansiones. El frecuente uso de esta piedra volcánica local le dio a Ereván el sobrenombre de “ciudad rosa”. En este contexto no es de extrañar que Gegam Kazarian y su equipo eligieran este legado arquitéctónico tan singular como temática para su primera Cocktail Week.
Legado arquitectónico como inspiración
Cada uno de los dieciséis bares participantes desarrolló un cóctel especial inspirado en algún elemento de la arquitectura del país. Desde un vaso que recreaba el Monumento a la Madre Armenia que preside la ciudad y que sustituyó a la de Stalin en 1962, al uso de la granada en el trago —un motivo decorativo recurrente en los edificios—, pasando por cócteles acabados con espuma rosada en homenaje a la toba.
Incluso el logo de la Yerevan Cocktail Week representa la antigua terminal del aeropuerto de la ciudad, que ganó multitud de premios en su momento y que, sin embargo, ahora está abandonado y sufre riesgo de derrumbe.
La nueva hostelería armenia
El país tiene solo tres millones de habitantes dentro de sus fronteras, mientras que otros ocho millones de armenios forman parte de la terrible diáspora armenia. Desde hace unos años, algunos de ellos están volviendo al país con más ganas que nunca de construir un proyecto nacional sólido del que sentirse orgullosos, pero también de proteger sus fronteras de la constante amenaza de sus vecinos.
Este regreso está teniendo también un impacto en la hostelería de Armenia. Jóvenes bartenders, como Garen Nazarian del divertido Jack’s Pub, regresan a su país de origen —en su caso desde California— con otras experiencias y aprendizajes con las que enriquecer la coctelería armenia. Estos nuevos habitantes importan diferentes visiones y formas de trabajar, pero también quieren poner en valor la tradición, ingredientes y la historia líquida a veces olvidada de su patria.
Daboo Cocktail Bar se inauguró en 2017 y fue una de las primeras coctelerías de la ciudad. Incluso con una pandemia por medio, en solo seis años el sector ha vivido un desarrollo muy rápido. Armenia tiene una enorme tradición gastronómica y vinícola, aunque esta última fue eclipsada en la época soviética por Georgia en pos de la eficacia comunista. Sus vinos, sus aguardientes de frutas y su famoso brandy —que logró poner de acuerdo a Churchill y a Stalin— son sus bebidas nacionales y parte también importante de este resurgimiento.
Efervescencia coctelera en el país
La Yerevan Cocktail Week ha contribuido enormemente a poner a Armenia en el mapa de la coctelería de la zona y a imprimir velocidad a este fenómeno reciente. Gracias a su experiencia y reputación profesional, Gegam Kazarian consiguió traer al país por primera vez a 20 expertos internacionales, que fueron recibidos con una enorme asistencia a sus charlas. Uno de los más esperados y jaleados allá donde iba fue Peter Dorelli, leyenda de la industria, que justo celebraba sus 50 años como bartender.
Se fueron sucediendo las ponencias sobre hospitalidad, management, psicología, historia o lujo de la mano de expertos como Mauro Mahjoub, Bek Narzi, Emanuele Balestra, Tim Etherington-Judge o Stanislav Vardna. La ilusión y las ganas de aprender que se palpaban en el ambiente no las he visto en ningún bar show o cocktail week europea.
Tradición en destilados
Toda esa eclosión se refuerza con proyectos como Dilvados en Dilijan, en las montañas de Armenia. El fundador de esta marca de aguardientes de fruta, Arnag Avedikian, dejó su trabajo como médico en 2011 para recuperar la tradición armenia de destilar frutas en su punto óptimo de maduración.
Membrillos, peras, ciruelas, moras, cerezas de cornalina y otras frutas locales son fermentadas y destiladas con gran maestría en un edificio antiguo recuperado, donde Arnag también ofrece increíbles festines a sus visitantes. Los aguardientes de Dilvados presentan aromas frescos de las frutas con una sorprendente suavidad en boca. Además, su historia refleja constancia y resistencia como la historia de la propia Armenia.
Y también la excelente Oski Gin, redestilada en alambique de cobre con botánicos de las “highlands armenias” como el tomillo, el escaramujo o las semillas de albaricoque; o los brandies de mora blanca de Artsakh, que requieren de 15 kilos de fruta madura por cada litro de aguardiente y que se añejan en barricas de madera de morera.
La Yerevan Cocktail Week ha empezado a lo grande, esperemos que no deje de crecer año tras año y ofrecer a su comunidad de bartenders una oportunidad de colaborar, aprender y crecer juntos.