Los vinos sin alcohol no son ninguna novedad, tampoco son del agrado de algunos sumilleres, pero sí que son una tendencia al alza. Que el tema está en boga se corroboró en la mesa redonda El alcohol en el vino. Nuevas tendencias, público y oportunidades, celebrada en la primera jornada de la Barcelona Wine Week 2024 (BWW), a la que no pudimos asistir.
Precisamente por eso, nos hemos acercado al salón en su segunda jornada y hemos hecho la misma pregunta a enólogos, sumilleres y representantes de diversas bodegas: ¿En qué momento se encuentran los vinos sin alcohol en España? La respuesta es unánime: "Han llegado para quedarse". Y así lo escribimos porque todas las personas consultadas han utilizado la misma expresión.
Buscar la sensación vínica
Montse Rosell, enóloga y responsable de los vinos desalcoholizados de la bodega Familia Torres, y una de las asistentes a la mencionada mesa redonda, nos cuenta que llevan trabajando esta línea desde antes del 2008, cuando lanzaron su primer vino Natureo, un blanco con el 0,5% de alcohol. "No es una moda del momento, desde el 2008 hasta hoy hemos tenido una evolución muy sostenida y todo apunta a que irá todavía más en crecimiento", afirma.
Según la consultora Wines & Spirit Research (IWSR), el valor de mercado global de los productos sin alcohol o con bajo contenido alcohólico superó los 11,8 millones de dólares en 2022. Y si bien su cuota de mercado actual es del 1,5% en países como EEUU, Reino Unido o Australia, en España es solo del 0,1%. Las cifras son diminutas, pero los expertos consultados coinciden en que hay un largo camino por recorrer.
Rosell nos cuenta que han perfeccionado las técnicas y que ahora sus vinos, que incluyen también un tinto, un rosado y un espumoso, son 0,0%. "Con la experiencia de los años hemos visto que nos tenemos que centrar en escoger las mejores viñas y variedades de uva y en vinificar pensando que ese vino será desalcoholizado. Porque es cierto que cuando le quitas el alcohol, le quitas esa sensación táctil, de volumen. Y lo que buscamos es que la sensación de beber vino sea lo más fiel posible". Y recalca: "No es un zumo, ni es un mosto".
En este sentido, Richi Arambarri, director general de Vintae, que reúne una decena de bodegas, explica que llevan unos cuatro años elaborando vinos 0,0%, un blanco y un tinto, dentro de su marca Le Naturel, y que siguen creciendo, "no sólo en el mercado internacional, que es el más importante, si no también aquí".
Y añade: "Todavía nos queda mucho por aprender, pero se ha mejorado muchísimo. Lo que hasta ahora veiamos en el mercado no nos gustaba nada, eran zumos raros. En cambio, ahora tienen una sensación vínica. Pienso que estamos a un 50% de lo podemos llegar, sin saber todavía lo que viene por delante, pero creo que está pasando como en el mundo de la cerveza sin alcohol, que ya lleva muchos años de ventaja".
La variedad de la uva
Mireia Pujol-Busquets, enóloga y segunda generación de la bodega Alta Alella en El Maresme (Barcelona), reconoce que "hay una demanda creciente". En su caso, han hecho pruebas, "pero todavía tenemos que darle una vuelta". Coincide en que "la presencia de alcohol le da volumen y hace que el vino sea interesante. Su puede sustituir por azúcar, pero hay que ver qué es más o menos beneficioso, si el azúcar, si el alcohol... no es tan fácil".
Otros puntos a tener en cuenta, según la enóloga, son saber elegir bien la variedad de uva "para que lo haga más interesante porque si no enseguida da la sensación de que es una bebida muy aguada" y conseguir una buena burbuja, ya que "aporta más presencia del vino en la boca". Las uvas, cuanto más aromáticas, mejor. En eso coinciden Rosell y Pujol-Busquets. Por eso, la moscatell es una de las más utilizadas en este tipo de vinos.
De momento, en Alta Alella ya están apostando por elaboraciones con menos alcohol, como su cerveza de vino, de la que ya hablamos en Hule y Mantel, o en sus vinos ancestrales. "Hemos bajado de graduación, de 12 a 10,5 grados, porque cada vez hay más conciencia por cuidar la salud".
Vida saludable y nuevos consumidores
Esta es otra de las afirmaciones en las que coinciden todos estos profesionales del sector consultados: el interés por vino sin alcohol está ligado al "estilo de vida más saludable y consciente de las generaciones jóvenes, que están haciendo crecer su demanda", tal y como afirma Isabel Vera, directora de comunicación de Familia Torres.
"Cuando empezamos con el vino sin alcohol pensábamos más en aquellos que no pueden beber por temas de salud, mujeres embarazadas, personas mayores, etc. Ahora el perfil de consumidor ha cambiado", añade Vera. Y eso es lo que buscan muchas de estas bodegas, nuevos públicos y oportunidades de mercado.
Así lo reconoce José Flor Contreras, director comercial de Bodegas Bocopa, de Petrer (Alicante), que presenta en la BWW la versión desalcoholizada de su vino Marina Alta, un proyecto que empezó "hace unos tres meses, buscando nuevos nichos de mercado y nuevos consumidores".
"Las generaciones jóvenes se incorporan al mundo del vino buscando propuestas suaves, bajas graduaciones, y tienen más tendencia a cuidar el cuerpo, con otros productos sin alcohol. Las bodegas tenemos que buscar estos otros espacios", añade Flor y cuenta que, de momento, han producido unas 10.000 botellas de este vino (disponibles sólo a nivel regional en Carrefour y Alcampo y en su propia web). "Iremos creciendo según la aceptación del mercado", dice.
También presentan una novedad 0,0% desde Zeena, una empresa barcelonesa que produce vino en lata. "Es un blanco sin alcohol, con burbujitas, vegano y con sello Halal", nos cuenta Miguel Tarazón, sales manager de esta compañía fundada en 2020. Un vino, dicen en su material promocional, "vivo y aromático, con notas de saúco, citricos y melocotón", que estará a la venta en un par de meses.
Han juntado dos tendencias en una: la lata y el 0,0%. "Va dirigido al consumo, a esos momentos en los que el formato tradicional no puede llegar, como en el take away y el delivery. Además, el vino sin alcohol lo vemos como algo muy social, como ocurre con la cerveza sin, para que aquel que no lo puede consumir o simplemente no le apetece, se pueda sentir socialmente integrado".
Lo reitera Nuncha Marañon, directora de comunicación de Bodegas Familiares Matarromera, de Valbuena de Duero (Valladolid), pioneros en España en elaborar vinos desalcoholizados desde la bodega Win Sin Alcohol, que hace apenas unos meses nombraba a Beatriz Moro como presidenta. "Llevamos 18 años en el mercado y han mejorado muchísimo, tenemos vinos con variedades tempranillo y verdejo, también rosados y espumosos. Esto responde a que las preferencias están cambiando, la gente se cuida más, y con estos vinos tienes otra alternativa, que puede ayudar a que no te sientas excluído socialmente. Abren el abanico de opciones".
Finalmente le preguntamos a Agustín Trapero, antiguo wine director del hotel Four Seasons Madrid 5* y fundador de la consultora AT Somm, considerado uno de los sumilleres más destacados de nuestro país, que nos confirma esta tendencia, pero apostilla: "Hay que ser conscientes de que no vamos a poner un 50% de vinos sin alcohol en la carta de un restaurante, no es viable. Además el alcohol es el alma del vino, así que le estás quitando muchas características y gran parte de estructura. Por eso, se hacen menos factibles para la gastronomía, pero está bien existan. Es una alternativa más que se añade al mercado, aunque no comerá mucho terreno a la tradición", sentencia.
Y es que es cierto que España tiene una cultura el vino muy arraigada, a lo que Arambarri, de Vintae, añade: "Al vino sin alcohol le falta tiempo y promoción, es una senda que hemos empezado y que no vamos a parar. El tiempo es un factor fundamental y por mucho que quieras correr las cosas llevan su ritmo". Una alternativa más, a la que seguiremos atentos.