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Los secretos de la horchata de La Campana (Barcelona): un establecimiento con 130 años de historia

En la calle Princesa encontramos este negocio centenario que nos deleita con horchata y helados en verano, y turrones y polvorones durante todo el año

autor laia

Coordinadora de Hule y Mantel

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Bea Ferrer, cuarta generación de la horchatería La Campana / SIMÓN SÁNCHEZ
Bea Ferrer, cuarta generación de la horchatería La Campana / SIMÓN SÁNCHEZ

Helados y horchata son sinónimo de verano, no hay debate. Y si son artesanales, mejor que mejor. En Barcelona no faltan los establecimientos donde poder degustar estas elaboraciones veraniegas, pero en esta ocasión nos hemos querido acercar a una dirección muy especial, uno de los obradores en activo más antiguos de la ciudad: La Campana.

Allí nos recibe Bea Ferrer Mira, cuarta generación de esta familia, y actualmente al mando del negocio, junto a su hermana Laura y su madre Maria Dolors, que sigue "al pie del cañón". Tres mujeres a la cabeza de un negocio con más de 130 años de historia, que fue fundado por Francisco Mira Miralles y que tiene sus orígenes en Jijona.

Un vínculo con este municipio alicantino que se mantiene porque en La Campana no sólo se venden horchatas y helados, los turrones y los polvorones también lucen en sus estanterías. Y no sólo en invierno. Lo de romper con la estacionalidad del turrón es una realidad y, nos guste o no, los turistas tienen buena culpa de ello. 

Un negocio de cuatro generaciones

Horchatería La Campana en Barcelona / SIMÓN SÁNCHEZ
Horchatería La Campana en Barcelona / SIMÓN SÁNCHEZ

Bea nos cuenta que el fundador "fue una persona muy emprendedora, trabajaba en otra fábrica pero quería vender turrón y tener su propio negocio". Y lo logró: Turrones La Campana inició su andadura en 1890, en Jijona. Su capacidad innovadora también lo llevó a desarrollar el boixet, una máquina que a día de hoy —aunque modernizada, claro— siguen utilizando los fabricantes de turrón.

Francisco llegó a Barcelona años más tarde y abrió su primera tienda en la plaça de l'Àngel, para después trasladarla a la calle Princesa en 1922. Una ubicación que mantienen en la actualidad. "Esta tienda tiene 102 años. Aquí está el Born, que entonces era el mercado central de la ciudad, era la mejor zona comercial", apunta Ferrer. 

Los helados y la horchata llegaron más tarde, en los años 50. "Se hizo porque el turrón era algo muy estacional, y había que intentar tener negocio los doce meses del año", explica. Una fórmula que a día de hoy se repite en muchas otras empresas de Jijona.

Cómo es la horchata de La Campana

Si bien los turrones y los helados los siguen elaborando en Jijona, la horchata se prepara a diario aquí. Su proceso artesanal es siempre el mismo: se limpia muy bien el tubérculo con muchas pasadas, se tritura para extraer la esencia y se mezcla con agua mineral para convertirlo en bebida, añadiendo el azúcar. "Un proceso simple, pero súper saludable". 

"Me gusta el cuerpo que tiene y el regustillo final que deja en la lengua", contesta Ferrer al preguntarle por las características de su horchata. Otros adjetivos que se pueden añadir: densa, arenosa, con poso y un sabor aterciopelado.

"Hay empresas que le incorporan limón o canela, pero esto ya depende de cada uno. Para mí la horchata es simplemente chufa, agua y azúcar. Aunque nosotros la hacemos con poco azúcar, cada vez menos. Algo de azúcar potencia, pero en exceso empalaga. Todo en su medida", expone.

Se suman así a una tendencia que es general en el sector pastelero y que busca ajustarse a los gustos actuales. Por eso también elaboran horchata sin azúcar, que es apta para diabéticos.

¿Qué marca las diferencias de sabor que encontramos entre algunas horchatas artesanas? "El sabor cambia según el porcentaje de chufa utilizada y la cantidad de azúcar, pero sobre todo por la calidad de la chufa, que tiene que ser de Alboraya (Valencia), con Denominación de Origen". Es la que ellos utilizan, lógicamente. 

Pero todavía hay más porque la horchata puede aportar muchos beneficios a nuestra salud: es energética, ayuda combatir el calor, facilita la digestión, es diurética, apta para diabéticos, regula el colesterol y el nivel de triglicéridos, es rica en fibra y vitamina C, antioxidante... y es un buen ejemplo de dieta mediterránea. Y como no lleva gluten ni lactosa, es perfecta para personas con intolerancias

Turrones y polvorones, también en verano

La tienda de turrones y horchatería La Campana en Barcelona / SIMÓN SÁNCHEZ
La tienda de turrones y horchatería La Campana en Barcelona / SIMÓN SÁNCHEZ

Su oferta veraniega se complementa con sus helados artesanales, un total de 54 sabores. Algunos más clásicos, como el de Jijona o el de stracciatella, y otros más refrescantes, como el sorbete de limón o el helado de mandarina. En este caso, también hay opciones sin gluten, sin lactosa y sin azúcar.

Al lado de horchatas y helados, los turrones no quieren ceder protagonismo, tampoco en verano. Los ofrecen ahora en formato mini, y en cajas con distintas variedades surtidas. "Funcionan como un buen souvenir, es un producto de calidad, que los turistas no encuentran en sus países y que es fácil de transportar porque está cerrado al vacío".

Lo mismo sucede con los polvorones, elaborados en su tienda obrador —cuentan con otro local en la  misma calle Princesa— durante todo el año, en tres sabores: clásico, chocolate y de aceite de oliva. Utilizan harina de molinos locales, almendra marcona nacional, canela de ceylán y los huevos se incorporan frescos y el azúcar, sin refinar. No contienen aditivos ni conservantes.

Escaparate de La Campana (Barcelona) con sus polvorones/ SIMÓN SÁNCHEZ
Escaparate de La Campana (Barcelona) con sus polvorones / SIMÓN SÁNCHEZ

"Es un dulce típico al que hemos querido dar una vuelta, hacerlo más saludable. Hemos innovado y hemos sustituido la manteca por el aceite de oliva, que le aporta otro sabor, otra consistencia y se hace menos pesado de comer". Un acierto ya que su polvorón de aceite de oliva consiguió el galardón Superior Taste Award en 2023. "Para esta Navidad haremos otro sabor que estamos terminando de ajustar", avanza. 

Y es que en La Campana se viven dos mundos diferentes, según la temporada: "En verano, hay más turistas y gente de paso, aunque la oferta está pensada para que guste por igual a los de aquí y a los de fuera; en invierno, la tradición familiar manda y la gente viene a posta a buscar los turrones, hay arraigo y quieren nuestra calidad".

Por cierto, ¿de dónde viene el nombre? "La campana es un motivo navideño, y nosotros somos Navidad", dice Ferrer. Y añadimos: también son verano. // La Campana. c/Princesa, 36, 08003, Barcelona. Tel.: 933 197 296.