El gin-tonic siempre se tomó, pero en las últimas dos décadas su inicial boom se transformó en un hábito multitudinario y las marcas se multiplicaron por centenas. Los periodistas del comer y del beber afirman que la moda nació en el Dickens de San Sebastián, asociada al congreso gastronómico de la ciudad. Otros remarcan la influencia del bar del AVE como fenómeno que ayudó a su viralización, antes de la era Instagram. Sea como fuere, nadie puede negar que la tendencia surgió en España y, posteriormente, se exportó a otros países.
En la víspera del Día de la Ginebra, hemos hecho la misma pregunta a siete de los más reconocidos bartenders de nuestro país: ¿en qué momento se encuentra el gin-tonic? La respuesta ha sido unánime: la edad de oro del gin-tonic ya pasó. Pero eso no quiere decir que tengamos que dar por muerto a este histórico long drink. Al contrario. Sigue gozando de buena salud y sigue siendo el más vendido, en eso también coinciden todos. Con ellos, analizamos la evolución de esta bebida y los porqués de su éxito y de su desgaste.
Siempre funciona
El gin-tonic "siempre tendrá su público fiel", afirma Gintas Arlauskas, de la coctelería Savas (Madrid). Eso se debe a que es "un cóctel muy bueno y versátil; es aperitivo, porque la quinina es amarga y estimula el apetito; es refrescante y digestivo; te lo puedes tomar con la comida, de fiesta… Creo que nunca pasará de moda", confirma Giacomo Giannotti, cabeza visible de Paradiso (Barcelona).
En esta línea también opina Marc Álvarez, a cargo de Sips (Barcelona), que considera que esta bebida "tiene que perdurar". "Es perfecta para el verano, es refrescante, amarga, incluso puedes comer con ella por su acidez. Es un producto bueno, siempre y cuando se haga bien, como todo", añade. Y Alberto Martínez, de 1862 Dry Bar (Madrid), sentencia: "Ha quedado como una bebida mucho más importante de lo que era hace 20 años, pero con mucha menos presencia de la que tuvo hace 10. Ya no es la única bebida que todo el mundo consume, pero mantiene gran presencia sobre todo en la sobremesa y el afterwork".
«Lo que realmente ha pasado a la historia es esa "ola del gin-tonic en copa balón recargado de decoraciones"»
Gin-tonic, no ensalada
Para Giannotti, lo que realmente ha pasado a la historia es esa "ola del gin-tonic en copa balón recargado de decoraciones". La francesa Pom Modeste, de la también aclamada y premiada Two Schmucks (Barcelona), coincide en sentenciar el final, entre risas, de esas copas cargadas de "frutas y cubitos de hielo con luz".
"Creo que ha muerto la parte rimbombante, la del más es más", añade Borja Cortina, de la coctelería Varsovia (Gijón). La tendencia pasa ahora por hacer una bebida que vaya "directa al grano, con super buena ginebra y tónica; con un buen producto no necesitamos esconder ni añadir nada más", dice Modeste. Lo reafirman Cortina y Diego Cabrera, artífice de Salmon Guru (Madrid), al defender que con un simple twist de limón, lima o cítrico se pueden obtener grandes resultados.
Impulsor de la coctelería
Otra de las reflexiones que hacen estos expertos es que gran parte del éxito de esta bebida se debe a "la necesidad de la gente de ir a lo seguro, a lo conocido", tal y como apunta Arlauskas. Lo mismo opina Cabrera: "Es el long drink todopoderoso, la bebida de recurso. No hay que pensar, sabes que te va a gustar. Lo bueno es que con todo lo aprendido en este tiempo, la gente ya es capaz de pedir no solamente un gin-tonic, si no también la marca de ginebra, de tónica, etc.".
En este sentido, Álvarez destaca que el gin-tonic "permitió establecer un lenguaje común entre el profesional que estaba detrás de la barra y el cliente, que empezó a relajarse, y eso generó confianza", dice. Y añade: "No tenemos que declararle la guerra, ni mucho menos, porque gracias a él hemos vivido una evolución".
Y es que todos reconocen la gran labor que ha hecho esta bebida a la hora de aproximar la coctelería al consumidor final. Los bartenders han aprovechado este contexto para hacer pedagogia y animarnos a consumir otro tipo de combinados. "La gente ha aprendido a experimentar, a atreverse, a innovar en su manera de beber, ha sido una llave que nos ha abierto esas puertas", explica Cortina, que en un mes abre otra coctelería Varsovia en Valencia.
¿...y el próximo gin-tonic?
"Hace 20 años eran los combinados de ron o whisky con Coca Cola y a ellos les ganó el espacio la ginebra con tónica, ahora está más diversificado y cada cliente bebe lo que le gusta", dice el responsable de 1862 Dry Bar. Arlauskas y Cortina coinciden en afirmar que no hay ningún cóctel en concreto que le sustituya, más bien son "los cócteles o la coctelería en general". Lo que funciona ahora es el "momento experiencial, el momento cóctel”, agrega el alma mater de Salmon Guru.
Aún así, estos expertos sí que detectan ciertas tendencias: "Los destilados de agave, los vermuts y aperitivos, los amaros y digestivos y los vinos de Jerez" están al alza en Paradiso, según cuenta Giannotti. "Si hay una moda es la de los cócteles relacionados con la gastronomía mexicana, peruana… Los pisco sours y las margaritas han entrado con fuerza", añade Cortina. Además de estos, Álvarez y Martínez sitúan otros nombres en el radar: moscow mule, espresso martini, paloma... Cócteles clásicos que, si bien no compiten el gin-tonic, empiezan a estar ahí, dándole la mano.