Lo hemos visitado hoy y no podíamos resistirnos a enseñároslo. Omeraki, el nuevo restaurante en Madrid del cocinero Alberto Chicote y su compañera y socia Inma Núñez va a sorprender. Nos hemos acercado a su nuevo enclave, en calle Duque de Sesto 27, en el barrio de Retiro, con motivo de la presentación de la nueva gama de aceites Valderrama, que cuenta con la colaboración desde hace años del célebre chef. La fecha de apertura [actualización] : el jueves 7 de julio en Madrid.
Así es Omeraki, primeras fotos
Atravesada la pesada puerta, se accede por un pasillo ancho flanqueado por una preciosa biblioteca de madera que conecta, con líneas sinuosas, con el comedor. En uno de los lados, la enoteca, cristal e inox. Una acertada iluminación en el techo, en el suelo, y al fondo, la luz.
De repente aparece un espacio amplísimo inundado por la claridad. Un despliegue de madera y techos muy altos rematados en un lucernario por el que entra el sol a raudales. Cuenta Alberto que en su día albergaba la pizzería de una conocida cadena, y que antes fue una discoteca de la que pocos se acuerdan. Mantiene una estructura industrial pero emana calidez; la de la madera de aire rústico en las mesas separadas a considerable distancia; en las sillas, muy cómodas y de tapicerías cálidas, en la barra lateral –muy original– construida, tallada, listón a listón, que –opinión muy personal– recuerda un poco a un horno abovedado.
Hay un punto orgánico y natural en el ambiente. Huele agradablemente a madera, también por los más de 1.400 cubos de ese material –Chicote dixit- que cuelgan inopinadamente del techo, creando una curiosa sensación de geometrías flotantes.
Nada deja indiferente. Tampoco la isla central donde se van a terminar algunos platos a la vista de los clientes, un lugar compartido con los camareros, en pleno corazón de la sala. En un lado, abierta, la cocina, y dentro la brigada, a cuyo frente ejerce como jefe un viejo conocido de la afición madrileña, el cocinero Jesús Almagro, feliz con su nuevo cometido.
Habrá que esperar dos o tres semanas hasta que Omeraki abra definitivamente sus puertas. De momento va a estar en pruebas para amigos y familiares, ver cómo va rodando y encajando todo. Dice Inma que nada va a ser como en Yakitoro, que va a ser completamente diferente, “vamos a cambiar la carta cada día, ya veréis…” Nos quedamos con las ganas. Pero sólo de momento. Tic, toc, tic, toc. ///