No tengo datos, pero tampoco dudas, de que los directivos de TVE han leído estas crónicas rigurosas y objetivas que escribo sobre MasterChef Celebrity. Es la única razón que encuentro para haber alargado el calvario. Sí, por primera vez en la historia el programa ha decidido dividir en dos noches la gran final. Como si no hubiéramos tenido bastante con más de tres meses de sufrimiento. Pero bueno, ahora sí que lo puedo decir en voz alta: ¡MasterChef Celebrity ha acabado!
Lorena Castell se ha proclamado ganadora, tras batir a Manu Baqueiro, en una última gala que congregó 2.025.000 espectadores, marcando el record de esta edición del programa. Lo bueno lo vimos en el programa anterior, con la polémica, el boicot, la denuncia o el show, hay opiniones para todo, de Patricia Conde. Aquí va mi sesuda crónica de la maratoniana final.
Lo importante es Disfrutar
La primera prueba fue un clásico de las finales de MasterChef, la que yo llamo “follow the leader”, en honor a canción de SBS que todo el mundo bailó aquel verano del año 2000, aunque ahora nos dé vergüenza admitirlo. Por cierto, ¿qué significaba “I love soca”? En esta prueba —creo que en esta edición ya la han hecho un par de veces—, los concursantes cocinan siguiendo las indicaciones de un cocinero a la vez que este cocina.
En esta ocasión, le tocó el turno a Oriol Castro, co-propietario y cocinero de Disfrutar, restaurante barcelonés con dos estrellas Michelin. Como buen bulliniano (dícese de la gente que trabajó en elbulli) que es, Oriol usó todo tipo de ingredientes fantasía para su receta: alginato, xantana, agar agar y alguno más que no recuerdo. La elaboración era complicada, y María Escoté iba más perdida que el barco del arroz. Manu Baqueiro y Patricia Conde aguantaron el tipo, pero no llegaron al nivel, con lo cual solo quedaba Lorena Castell, que pese a sus altibajos durante toda la edición, se marcó un platazo y pasó directamente al duelo final.
Patricia Conde “se raja” y raja
Tras el paso de Lorena al duelo final, los otros tres concursantes llegaron a Deessa, el restaurante de Quique Dacosta en el madrileño hotel Ritz, recien galardonado con dos estrellas Michelin. Allí tenían que cocinar un menú diseñado por el extremeño, ya casi valenciano, para homenajear a grandes cocineras españolas, entre las que pudimos ver a Elena Arzak, Lucia Freitas (restaurante A Tafona, Santiago de Compostela) o Camila Ferraro, del restaurante Sobretablas en Sevilla. Buena gente junta.
Todo iba bien hasta que, de repente, Patricia Conde, una de las favoritas durante todo el concurso pese a ser repescada, se atoró con unos lenguados y con una mousse de yogur —eligió dos platos complicados, es cierto—, bajó los brazos y dejó de cocinar. Nadie entendía qué estaba pasando. Incluso le dió un pico totalmente random a Manu. Las redes eran un show. ¿Boicot al programa? ¿Ataque de ansiedad? ¿Dejar vía libre a sus compañeros? Pues parece que un poco de todo, al menos si leemos el post que subió a instagram después de la gala.
Patricia —que sigue la estela crítica de otros concursantes como María del Monte, Almudena Cid o Xuso Jones— empieza fuerte el texto contando que les dijeron “esto es un show, no un programa de cocina”, y luego sigue con frases como “cuando me gritan o no me tratan bien, no lo sé gestionar”, “he preferido reírme de mí misma e inmolarme con un divertido show para quitarle hierro al asunto” o “el giro de la película era que Manu se llevara la chaquetilla porque se lo merecía más que nadie y me sobraban los motivos para frenar y dejar que me adelantara”. Para rubricar con un: "Lo vuelvo a decir, la TV es mentira".
El texto ya no se puede leer entero porque la presentadora lo editó (¿llamada de atención por parte de la productora del programa?), pero si buscáis por Twitter lo podéis encontrar fácilmente. Aquí el post editado:
Lorena “CastellChef Celebrity”
Volviendo al concurso y dejando el salseo a un lado, el instensito Manu Baqueiro pasó a la final. ¿Justo? Bueno, por lo menos sudar, suda. Lo único bueno que tuvo que pusieran un martes la batalla final de MasterChef es que por fin puedo llamarle MartesChef. Mas allá de eso fue una batalla final canónica y sin muchas sorpresa, o al menos no tan efectivas como la de Patricia Conde en la prueba anterior.
Los cocineros que estuvieron probando los menús, aparte de los jueces, fueron Joan Roca, que no necesita mucha presentación, y Massimo Bottura, chef italiano propietario de Osteria Francescana, restaurante de Módena con tres estrellas Michelin. Módena: buenos restaurantes, mejores vinagres.
Ambos concursantes pusieron toda la carne en el asador para contentar al jurado, aunque se veía claramente que todo el rato iba Lorena un paso por delante. Como en toda final que se precie, recibieron la visita de sus ex-compañeros, que estuvieron animando, y llamando la atención para que les enfocara un poco la cámara, desde la grada. Pudimos ver juntos a Xavier Deltell y María Zurita, que, según parece, son más que amigos (me encanta ponerme en modo “papel cuché”). Ver para creer.
Después de los cocinados, los finalistas presentaron los platos entre lágrimas y homenajes a familiares, y Lorena Castell resultó ganadora. Después de la gala hicieron una tertulia que, sintiéndolo mucho, no vi. Tampoco merezco tanta tortura. El año que viene más, y espero que mejor.