Parafraseando a Joaquín Sabina, que esta semana ha sido noticia por diferentes razones, MasterChef Celebrity siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, y ayer se celebró la semifinal, donde, por fin, se vio más cocina que salseo. Aunque pensándolo bien, a este que escribe, lo de que cocinen tanto no le viene bien, que luego no se pueden comentar los diferentes cotilleos, y escribir sobre si Patricia Conde esferifica bien o mal tampoco tiene mucha gracia.
El programa registró su segundo mejor dato de audiencia de la presente edición, con un 16% de cuota de pantalla y 1.512.000 espectadores que vieron como Isabelle Junot, una de las claras favoritas, le decía adiós al programa, mientras que María Escoté, Lorena Castell, Patricia Conde y Manu Baqueiro pasaban a la gran final. Solo queda una semana para el ansiado desenlace, pero mientras vamos al lío con la semifinal.
Lágrimas en familia
La primera prueba fue un clásico de las cocinas de MasterChef: la visita de familiares. Siempre he pensado que esta es una prueba que funciona muy bien en el programa clásico, pero que en el Celebrity patina más que el Rey emérito sin muletas. En el MasterChef canónico (el bueno, el de verdad, the real one) los participantes se quedan encerrados en una casa, sin contacto con el exterior, al más puro estilo Gran Hermano, durante unos tres o cuatro meses. En ese caso, la visita de un familiar te anima más que cuando Bárbara Rey visitaba a Juan Carlos (sí, voy a meter chistes del ex-rey sin venir a cuento, a ver si mejora el SEO) en los 90.
En el caso de MasterChef Celebrity, donde los famosos terminan de grabar y se marchan a sus casas, estas visitas de familiares resultan poco emotivas. La única que tuvo cierta gracia fue la de Isabelle Junot, que como su familia es extranjera, pues los ve menos, aunque me da que tienen dinero para volar Madrid-Nueva York en primera clase un día a la semana sin problema.
Aparte de esto, los semifinalistas recibieron la visita de ex concursantes como Miguel Angel Muñoz (el de UPA, no el Ayuser), Saul Craviotto, Cayetana Guillén Cuervo, Raquel Meroño o Miki Nadal; y tuvieron que hacer versiones de platos que habían hecho los susodichos en versiones anteriores del programa. Lo más destacado de esta prueba fueron los chistes que hizo Miki Nadal a costa de Saul Craviotto y lo bien que se le daba la “piragua”. Spoiler: la piraguaa es lo mismo que el “teto” pero debajo del agua. Si no sabéis lo que es el “teto” pues ya os dejo Google a vuestra disposición. O le preguntáis a vuestros padres.
Cero en matemáticas, diez en salseo
La prueba por equipos se celebró en el nuevo restaurante de Dabiz Muñoz, RavioXO, donde los concursantes tuvieron que replicar platos del chef madrileño. MasterChef puso toda la carne en el asador e hizo un buen reportaje del restaurante, que está ubicado en El Corte Inglés, que a su vez es patrocinador del programa. Casualidades de la vida.
Como bien dije en el prólogo de todo esto, la semifinal y la final es donde se suele ver cocina, porque los que quedan ya son los famosos que más en serio se han tomado el programa, y pese a que tienen que dar el show, se les ve más atentos a los fogones que al “piqui piqui”. Aún así, pudimos ver un gran momento, cuando nuestra querida Isabelle Junot se puso a hacer multiplicaciones en voz alta, del nivel de “6 por 8, 50”, y “6 por 2, 24”. El bueno de Pepe tuvo que llevarle una calculadora a la influencer, porque sino hubieran quedado unos dumplings más duros que la cara del Rey emérito.
Aparte de esto se siguió viendo la complicidad entre Manu Baqueiro y Patricia Conde, que tontean como si no hubiera un mañana. Manu, que maneja muy bien esa fina línea que separa su cara de bueno con su cara de golfo, se ha ido ganando a la vallisoletana, que parece que cada día le ronea más. ¿Se batirán en el duelo final? Veremos.
Postres de infarto y autotatuajes
INCREÍBLE #MCCelebrity pic.twitter.com/UwkP0Dbkwk
— MasterChef (@MasterChef_es) November 22, 2022
En la prueba por equipos Patricia Conde y Lorena Castell, las mejores del concurso para este que escribe, pasaron directamente a la final, y se fueron al foso Manu, Isabelle y María Escoté. En la prueba de eliminación les esperaba David Pallás, maestro chocolatero, que les tenía preparado un postre al más puro estilo “La Bella y la Bestia”, y que tenían que replicar lo mejor posible. Ojito con el postre porque no lo hago yo ni en tres vidas.
Esa es otra cosa que me alucina: hace dos programas los concursantes se las veían y deseaban para freír un huevo y ahora tienen que replicar una tarta de padre y muy señor mío. Los misterios de la tele. A todo esto, vamos con el momento random de la noche. Mientras los concursantes hacían su tarta, la buena de Lorena Castell se tatuó a sí misma, con aguja, un cuchillo en el tobillo. Este es el contenido que España necesita.
Es que imagina salir de fiesta con Lorena, acabas tatuada viva #MCCelebrity pic.twitter.com/O6rAUzNibF
— MasterChef (@MasterChef_es) November 22, 2022
Después de darlo todo en cocina, los tres concursantes hicieron un postre más que digno, pero la que peor lo hizo fue Isabelle Junot, que abandonó las cocinas a un pasito de la final. Debo decir que cada día me estaba cayendo mejor esta chica, pero alguien que se hace llamar “coach de cocina intuitiva” merecerá siempre la expulsión. La semana que viene, entre la pena y la alegría, se viene la final, y por fin podré acostarme pronto un lunes. Estoy que no me lo creo, como cuando al Rey emérito le nombró Franco como sucesor.