Emosido engañados. Una vez más MasterChef (TVE) ha jugado con nuestros sentimientos. Lo que prometían ser programas más cortos ha acabado siendo lo mismo de siempre: seis horazas de programa en dos días. Ni el Sálvame Deluxe. La turra máxima. El programa del lunes lideró la noche televisiva, con un 13,8% de cuota de pantalla y 1.531.000 de espectadores, pero, sin embargo, fue el estreno menos visto de su historia del reality. La segunda entrega, con un 13.9% de cuota y 1.256.000 de espectadores, se convierte además en la menos vista de sus once ediciones. Aún así, ahí he estado aguantando estoicamente para contaros los greatest hits de esta mise en place eterna. Vayamos por partes.
Programa 1: las cucharas en el Palacio Real
Como viene siendo habitual la primera prueba de casting de MasterChef se realiza en el Palacio Real, un marco incomparable de nuestra capital patria, y donde nuestro incombustible jurado reparte cucharas de madera como si no hubiera un mañana a los aspirantes para que pasen al casting final. En esta ocasión, les acompañó el entrañable Toño Perez, chef del restaurante Atrio y habitual invitado del reality, que siempre funciona bien en este formato.
Junto al jurado y a Toño estuvieron exconcursantes como Carlos Maldonado y María Lo, que también se encargaron de repartir cucharas. En esta primera ronda ya pudimos ver a los primeros frikis que apuntan maneras, y varios dramas, como mandan los cánones del programa. Cocinar ya tal.
Un casting variadito y sin senectud
Mocatrices (y mocactores) —modelo, cantante y actriz, según Ojete Calor—, un motero, una jueza, un cura, un tiktoker insoportable (valga la redundancia)… Una vez que llegamos a este casting final el repertorio de perfiles de concursantes no deja de sorprender año tras año, aunque lo que no varía en ninguna edición es que todo el mundo le tira la caña a Jordi Cruz. Incluso hubo un aspirante que le dijo “mi plato está bueno, pero no tanto como tú”. El cocinero catalán ya ni se pone nervioso.
Como ya avanzamos, este año se van a dar más delantales que nunca y el jurado otorgó 31: 17 blancos, que daban el pase a la fase final; 6 blancos con brazalete negro, que les ponía con un pie dentro y otro fuera; y 8 negros, que no se sabe muy bien qué pasaría con ellos. Tratándose de MasterChef podríamos decir que estaban en "panadero desconocido".
Si algo me ha llamado la atención de este casting es la falta de alguna septuagenaria adorable y graciosa, que suele ser un clásico del programa; aunque lo han cubierto con Merce, una señora bastante alocada que es la mayor fan de MasterChef que yo haya visto. La mujer se sabe hasta la fecha de apertura del restaurante oficial del reality. Pinta que va a ser bastante insoportable, aunque igual le acabo cogiendo cariño. Nunca se sabe.
El primer expulsado
Antes de comenzar la prueba de expulsión, nuestro cura venezolano, Fray Marcos, bendijo el plató. Bien jugado por parte de la cadena pública de un país laico y aconfesional. Después de esto la prueba solo podía ir a mejor. O no.
Acto seguido a la bendición, la religión volvió a apoderarse del plató y apareció por allí Tamara Falcó, exganadora de MasterChef Celebrity, a contarnos que estaba muy feliz por haber vuelto con Íñigo Onieva y que había rezado mucho por ello. En este punto del programa no sabía si cortarme las venas o dejármelas crecer.
Por suerte Tamy se calló pronto y pasaron a la prueba de eliminación, donde los aspirantes con brazalete negro tenían que arreglar alimentos mal cocinados: arroz poco cocido, pollo empanado muy hecho, garbanzos excesivamente cocidos... El programa acabó con la expulsión de Roberto, que se marcó unas patatas con arroz que no las sirven ni en las peores prisiones coreanas.
Programa 2: prueba por equipozZzZz
El segundo programa de la semana empezó con la primera polémica entre Jota, el DJ leonés que tiene pinta de ser excesivamente motivado, y la camarera vasca Larraitz. Promete ser el pique del programa, del que los jueces sacarán jugo durante lo que duren estos dos concursantes.
La primera prueba de equipos de esta edición fue en Toledo, donde los concursantes tenían que hacer un menú elaborado por Adolfo Muñoz, del restaurante Adolfo. Que casualidad que el cocinero y el restaurante se llamen igual.
La prueba por equipos, como pasa en todas las ediciones, fue soporífera y no la levantó ni el cura con sus plegarias, ni el Dean de la Catedral de Toledo. He visto más curas en dos programas de MasterChef que en toda mi vida. Otra cosa que nos dejó clara esta prueba es que aguantar a Luca, el tiktoker, va a ser complicado, y más viendo este video junto a su madre que se hizo viral hace un tiempo. Impagable documento.
Segunda expulsión de la semana
En la prueba de expulsión había más nominados que cuando pactaban nominar a todos en Gran Hermano 1. En esta ocasión la invitada fue María Escoté, jueza de Maestros de la Costura y participante en el último MasterChef Celebrity. Por cierto, a ver cuando se anima TVE y hace un reality de cocteleros llamado Maestros de la Angostura.
En el reto final los concursantes tenían que gastar 70€ entre todos para los ingredientes de sus platos. La gracia era que se putearan unos a otros y se fueran quitando dinero para que los últimos no tuvieran ni para pipas. Evidentemente el puteo funcionó y saltaron chispas. Francesc, el madurito mujeriego, se pilló un atún sabiendo que el presupuesto era justo, y Rachel, la youtuber americana enamorada de España, se quedó sin dinero y los jueces tuvieron que darle huevos, leche, mantequilla y harina para que no se quedara sin cocinar.
La americana se vino abajo y acabó siendo expulsada. Parecía que podíamos irnos a dormir, pero no, los jueces se sacaron de la manga una prueba más a modo de repesca, con Rachel acompañada de Israel y Carla, dos de los concursantes que recibieron el delantal negro en el casting. La prueba consistía en hacer un plato con los ingredientes que la americana recibió en la prueba anterior: huevos, leche, mantequilla y harina. Tras probar los platos los jueces decidieron que la nueva concursante sería Karla, tras hacer una arepa con huevo poché y bechamel. Rachel e Israel se irían definitivamente a su casa. A la 1:45 horas acabó el programa.
Y esto fue todo. La semana que viene más y esperemos que de menor duración.