El mercado de La Boquería ha retomado su ciclo El Consejo de Sabios, que busca honrar la trayectoria de chefs, jefes de sala y otros personajes emblemáticos de la cocina barcelonesa y catalana. En esta ocasión, las protagonistas han sido, por primera vez, dos mujeres: las hermanas Montserrat y Alícia Agut, copropietarias del histórico restaurante Can Culleretes de Barcelona.
Un establecimiento fundado en 1786 y considerado el más antiguo de Cataluña y el segundo más antiguo de España, según el Libro Guinness de los Récords. "Aunque igual hay fondas más antiguas", ha matizado prudente Montserrat.
Un poco de historia
Como es habitual, Òscar Ubide, gerente de La Boquería, ha sido el encargado de conducir este acto en el que se ha hecho un breve repaso a la trayectoria de Can Culleretes que, de todos los restaurantes que se han homenajeado en este Consejo, "es el más cercano al mercado", ya que se sitúa en la calle d'en Quintana, 5, en Ciutat Vella.
Ellas son la segunda generación de este restaurante y, a pesar de estar jubiladas, "siguen estando al pie del cañón, recibiendo a la gente", ha dicho Ubide. Aunque hoy quien se encarga de la gestión son sus hijos, Carles, Jordi, Alberto y Susana, además del marido de Alícia que también trabaja en el restaurante, junto a un equipo de más de treinta personas.
Así, las hermanas Agut, han explicado cómo sus padres, Sisco Agut y Sussi Manubens, adquirieron el restaurante en 1958 y lo convirtieron en un establecimiento de cocina catalana de referencia.
Aunque todo empezó antes, con una monja que hacía cremas catalanas y matós, en este mismo emplazamiento, que posteriormente se convirtió en restaurante y tuvo diferentes propietarios. "Desde la monja hasta la actualidad no ha cambiado de lugar y no ha cerrado nunca, ni durante la Guerra Civil, con excepción de la pandemia", han recordado.
¿Cuál es el origen de su nombre? Pues, según han explicado, obedece al hecho que en la hora del café y los postres, siempre les decían: “¡Chicas, cucharillas (culleretes)!”.
La mesa reservada
Durante el acto se ha hecho mención a su conocida mesa reservada. Sisco venía del restaurante Ca l'Agut, otro establecimiento histórico que a día de hoy sigue ofreciendo cocina tradicional en la calle Cignàs, e implementó esta misma idea en Can Culleretes.
Aquí se reunían artistas, políticos y periodistas relevantes de la época, y también se hacían comidas clandestinas. "Nunca sabíamos cuánta gente vendría... Un día nos dijeron que venía un chico que acaba de salir de la cárcel, era Jordi Pujol".
Y es que por aquí han pasado figuras de renombre como Sempronio, el maestro Toldrà, Mario Cabré, que se convirtió en amigo de la familia y pasaba la Navidad con ellos —"era como nuestro tío", han confesado—, Nuria Feliu "que venía con Marta Ferrusola", Llongueras...
Una lista inacabable de clientes y amigos, como atestiguan los centenares de fotografías que decoran las paredes del restaurante —junto con cerámicas y pinturas costumbristas de la época modernista que aún se conservan—, que se sentían atraídos por su ambiente familiar y su cocina tradicional con productos de mercado.
La cocina de Can Culleretes
Entre los platos más apreciados están los canelones de carne o los de brandada de bacalao y espinacas. "Tienen fama", han dicho las hermanas. También la escudella, el civet de jabalí, el pato con ciruelas, el rape al ajo quemado, la crema catalana, el flan... "Están siempre, son clásicos".
Aquí han tenido lugar multitud de celebraciones familiares, bautizos y bodas de familias barcelonesas. "Hay clientes que recuerdan que venían aquí el domingo con los abuelos". De hecho, a mitad del siglo pasado, su clientela nocturna solía ser gente que salía a ver la ópera al Liceu, ahora "eso ha cambiado y hay que sacar mano del turismo", han reconocido.
Can Culleretes ha recibido en los últimos varios galardones, como la Mención Barcelona Restauración y el premio Josep Mercader, pero las hermanas Agut no se han cortado y han sugerido que son reconocimientos que llegan tarde ya que sus padres no pudieron disfrutarlos.
Para finalizar el acto, Salvador Capdevila, presidente de honor de La Boquería, les ha entregado una placa de honor, así como una figurita a su imagen y semejanza, creada por la artista Mercè Castarlenas. Y ha alentado a la tercera generación a no parar: "Que venga una cuarta generación y podamos tener 250 años más de Can Culleretes", ha dicho.
Anteriormente, el ciclo había honrado la trayectoria de figuras como Joan Bayen (Bar Pinotxo), Josep Solà (Bodega Sepúlveda), Josep Lladonosa (7 Portes, Quatre Barres, Majestic), Isidre Gironès (Ca l'Isidre), Jean-Louis Neichel (Neichel), Francesc Fortí (El Racó d'en Binu), Josep Monje (Via Veneto) y Jaume Subirós (Motel Empordà).