"Todo seguirá igual", nos decían el bartender Simone Caporale y el veterano barman Jerónimo Vaquero en noviembre 2022 al anunciar que la emblemática coctelería Boadas de Barcelona contaría desde entonces con nuevos socios —ellos dos, Álvaro Cueto y Marc Álvarez, la pareja de Caporale en Sips, la actual mejor coctelería del mundo—.
La afirmación es cierta si nos fijamos en su histórico local —ahora celebra sus 91 años— de la calle Tallers, pero la mano de este joven equipo ya se empieza a notar en propuestas como la que se acaba de inaugurar: el rooftop de Boadas en la planta 6 del Hotel Duquesa Suites (Plaça de Correus, 5) de Barcelona. Llegan nuevos tiempos y con unas vistas inmejorables.
Los cócteles: de Boadas
La idea les rondaba desde hace tiempo por la cabeza. De hecho, ya en 2023 se barajó la posibilidad de llevarla a cabo, pero hubo que esperar. "Boadas es un sitio pequeño, de interior, de centro de ciudad, y es un histórico en la representación de la llegada de la coctelería cubana de principios de siglo a Barcelona. Pensamos que tendría mucho sentido resurgir esta coctelería en un ambiente conectado con el mar, con el puerto...", explica el bartender Marc Álvarez a Hule y Mantel, mientras contemplamos las vistas al Moll de la Fusta y al Port Vell.
Un cambio sustancial de entorno para una coctelería clásica, pero que ejemplifica la renovación que estos socios van impulsando poco a poco. "Teníamos ganas de coger el concepto de Boadas y estirarlo para fuera. La familia Boadas es un hito en Barcelona y creemos que es divertido poder hacer más cosas y ampliar fronteras, siempre respetando su espíritu original".
Así, en la carta elegida para esta azotea (con piscina) encontramos una decena de cócteles clásicos del recetario de Boadas. No hay ninguna creación especial. "Son propuestas frescas y relajadas", apunta el bartender, que conjugan con el entorno. Entre los elegidos, su Gimlet, el Daiquiri 1933, la piña colada o el Hotel Nacional, una combinación de albaricoque, ron y piña.
Para los que quieran sabores más potentes, el clásico Adonis conjuga vermut y jerez; mientras que el Toreador, que es su versión del margarita, es la opción para asiduos al tequila. El precio es más que aceptable si tenemos en cuenta que estamos en Barcelona y en un rooftop: rondan los 12 euros, dependiendo del cóctel.
La comida: de Suculent
No están solos en este proyecto. Toni Romero, chef del restaurante Suculent (Barcelona), se ha sumado a la propuesta diseñando la carta sólida, para acompañar los cócteles de Boadas. "Hay tapas sencillas y divertidas, y platos para que, si te animas, también te puedas quedar a cenar", nos cuenta Romero, que se declara amante de la coctelería clásica.
Están acabando de dar los últimos retoques a la carta, pero el chef nos confirma que incluye una parte cercana a la idea de aperitivo, con propuestas como una gilda con alcachofa a la brasa, piparra ahumada y anchoa, un matrimonio (anchoa y boquerón) con agua de olivas, un buenísimo jamón ibérico, quesos catalanes... hasta una fresca ostra con ceviche.
Si el hambre aprieta más, se puede optar por un ceviche de pez mantequilla y aguacate "con un poco de chicharrón, que contrasta y le da textura"; un vitello tonnato, que preparan con onglet de angus "poco hecho, muy tierno, y lleva la salsa clásica de anchoas, alcaparras y limón"; una burguer o dos molletes, uno de pastrami con mayonesa chipotle y encurtidos, y el otro de chicharrón con queso payoyo y romesco.
Son platos pensados especialmente para este espacio, pero que conservan la identidad de Suculent —consolidado a día de hoy, y con un sol Repsol, en una zona compleja como es la Rambla del Raval—. Como ejemplo, la costilla confitada con salsa de miel y mostaza, ras el hanut y coliflor rebozada con curry de Madrás. Otra de las elaboraciones destacadas.
"La idea de añadir nuevas propuestas a la carta cuando todo esté más rodado", cuenta el chef y explica que esta es su primera experiencia en una terraza de hotel —aunque le habían tanteado en otras ocasiones—. "Un reto que me hace ilusión, pero que también me da respeto", reconoce Romero, que con este proyecto sale de su zona de confort.
Boadas seguirá creciendo
La terraza ya está abierta, en horario de tarde-noche (de 17 a 00.30 horas, de lunes a domingo), y alargará su temporada hasta octubre, si el buen tiempo lo permite. Porque, si bien la propuesta, tanto de coctelería como gastronómica, tiene todavía que rodar un poco y acabar de ajustarse, el concepto promete.
Así nos lo confirma Jerónimo Vaquero, el histórico barman de Boadas: "Estoy encantado. Esto va a ayudar a la historia de Boadas, le va a aportar mucho". Y se muestra entusiasmado por seguir creciendo: "Ya quisiera yo abrir más terrazas, otro Boadas, una franquicia, etc.", comenta entre risas.
No va desencaminado porque, tal y como nos avanza Álvarez, "hay cositas, Boadas está travieso y parece que tiene ganas de moverse". Y añade: "No sé si es un hijo Boadas, pero igual un primo, pero siempre en Barcelona. Boadas o se va a Cuba o se queda en Barcelona, y lo de Cuba aún queda lejos". Lo sabremos en breve.