“Aquí se cocina, cada día empezamos a las 6 de la mañana comprando fruta en La Boquería”, explica Alfredo Machado. Este pastelero, que lleva más de una década trabajando con Albert Adrià, está al mando de Gelato Collection, la nueva heladería que acaba de abrir sus puertas en La Rambla de Barcelona y que pretende llevar un paso más allá la idea de helados artesanos que, por suerte, desde hace ya unos años cuentan con muy buenas referencias en la ciudad.
¿Helados de alta cocina? Podría ser un buen nombre para esta propuesta que nació en el restaurante Enigma en 2020 con la pandemia y que ahora ha tomado forma de la mano de Albert Oria, Torrons Vicens, socio del proyecto y cuya tienda de La Rambla 134-136 está conectada la heladería, y de Albert Adrià.
No anda lejos Rocambolesc, de Jordi Roca, así que no hace falta explicar el buen reclamo que supone para una heladería el nombre de un gran cocinero. ¿Pero le queda tiempo a Adrià para los helados? Anda por allí y bromea diciendo que él sólo está para poner el dinero y probar los helados. Y eso es justo lo que hace con el de melón de cataloupe, recién estrenado, comentando con Machado el punto de sabor y azúcar.
La cremosidad, los sabores muy bien definidos en helados que saben a lo que son —qué rico el de cerezas— y un dulzor muy bien ajustado que consigue que ni siquiera el de turrón o dulce de leche sean empalagosos definen el estilo de esta nueva casa.
60 recetas, 20 sabores disponibles
“Cada día empezamos de cero, porque el sabor del helado tiene que ser igual pero el dulzor de la fruta varía", explica Machado. La temporada va marcando parte de los sabores disponibles, con las frutas de verano como protagonistas ahora mismo.
También hay clásicos, como las dos variedades de pistacho, verde o más tostado, que triunfan mucho entre los clientes que se han acercado durante los primeros días. Combinado con cereza funciona muy bien y el de frambuesa y lichi también gusta mucho, nos cuentan desde el otro lado de la barra.
Otra peculiaridad son los toppings. O, mejor dicho, su ausencia. Lo único que se propone es ralladura de naranja o limón que, por cierto, le sienta muy bien a algunos de los sabores y refuerza esa idea de frescura, poco azúcar y elaboración artesana.
El recetario de Gelato Collection ya suma más de 60 helados, de los que hay una veintena disponibles en tienda. La rotación de sabores, elaborados abajo en el obrador, será otra de las constantes de la casa. Y, por si había dudas, el estilo Enigma queda claro en variedades como el curry verde y mango, muy recomendable. Quienes busquen algo más tradicional, el de vainilla elaborado como una crema de restaurante, también es delicioso.
Y, hablando de Enigma, esa estética cuidada y minimalista del restaurante de Albert Adrià también tiene su reflejo en esta heladería, que se aleja del diseño habitual de este tipo de locales para apostar por líneas sobrias y en cierto modo elegantes. A la entrada una persona se encarga de recibir al cliente, asesorar, tomar nota, cobrar y gestionar también las colas que ya se forman estos primeros días.
¿El precio? 24 euros el kilo y tarrinas y cucuruchos a partir de 3,8 euros. Los barquillos —apuntan— son lo único que no hacen ellos, aunque ya tienen la máquina y en pocos días empezarán a elaborarlos ellos mismos.
No parece fácil destacar en una ciudad que va bien servida de duenas heladerías artesanas. Pero por situación, apellido y, sobre todo, calidad y su punto distintivo, está claro que Gelato Collection tiene la receta para conseguirlo.