Tal vez porque están en peligro de extinción ante tanto mercado gastronómico con más zumos de colores que puestos que venden productos frescos a los vecinos, comer bien en un mercado se ha convertido en uno de esos pequeños lujos que se disfrutan especialmente cuando ocurren.
En esta ecuación las estrellas Michelin y los chefs de renombre no son en absoluto necesarios. Es más, su intervención suele significar que el ticket se dispara y la esencia del mercado se disipa. Pero que no cunda el pánico ni la VISA, porque hablamos de Ricard Camarena y de su Central Bar, en el Mercat Central de València.
Convertido desde hace tiempo en una parada casi obligada en la ciudad, además de la calidad de los platos y el precio bien ajustado, gusta sobre todo el respeto a la filosofía del mercado. Nada de una refinada sucursal gastronómica entre puestos de fruta y pescado. Nada de discursos sobre dignificar los bares de mercado, porque no les hace ninguna falta recuperar algo que no se ha perdido.
Platos y bocadillos
Central Bar es, simplemente un bar de bocadillos, tapas y platillos pensados para compartir, con una propuesta realmente estupenda y la firma de uno de los mejores cocineros del país.
De hecho, quienes quieran asomarse a la cocina de Camarena —que cuenta con media decena de restaurantes en la ciudad— éste puede ser un gran comienzo. A pie de barra, siempre con mucho ambiente y a veces tras esperar un poco de cola, porque no se reserva. El horario, por cierto, también es el habitual de un restaurante de mercado: de las 9 a las 15.30 horas y de lunes a sábado.
¿Pero hay turistas? Evidentemente. De hecho, nosotros lo somos el día que nos sentamos allí a despachar una sepia con mahonesa, unas flores de calabacín, unas huevas rebozadas y un conejo al ajillo que seguimos recordando con nostalgia aunque ha pasado ya tiempo desde aquella visita.
Pero además de foráneos que tienen marcado en rojo en la guía que hay que pasar sí o sí por el mercado y por este bar, abundan mucho también los locales que paran por allí a la hora de la comida, o que almuerzan un bocadillo. O medio, que también se sirven así. Nos quedamos con ganas de probar el Canalla, con morcilla, revuelto y pimiento encurtido. A menos de 7 euros el bocadillo, por si alguien tenía curiosidad.
Y un buen café
Más allá de la carta, hay que estar atentos a la pizarra y las recomendaciones del día. También a los vinos que sirven a copas, con una oferta muy interesante en la que no faltan referencias valencianas, bastantes espumosos y una notable selección de vinos generosos. Y, de nuevo, precios nada disparados.
A la hora del café, que Ricard Camarena sea el nuevo Chef Ambassador de Illycaffe es una gran noticia para quienes, tras una comida estupenda, piden el café con algo de miedo. La presencia de esta conocida marca de café italiano es, cuando las cosas se hacen bien, una apuesta segura dentro de la gama de cafés con la que suelen trabajar los bares y restaurantes.
De hecho, en el caso de Camarena y coincidiendo con su elección como embajador de la marca, el chef también contará con su propio café firmado por Illy. Un blend propio y único realizado a partir de nueves cafés arábica de diferentes orígenes y que es posible gracias a una máquina (Personal Blender) patentada por la compañía y que pudimos ver en funcionamiento durante la última edición de los premios The World's 50 Best Restaurants, celebrados en Valencia.
