El restaurante mexicano donde comer uno de los mejores platos de lentejas de Barcelona

CRÓNICA | Jiribilla se posiciona en el barrio de Sant Antoni (Barcelona) como un nuevo restaurante mexicano de referencia: guisos de allí pero con alma catalana

Iker Morán, periodista y autor en Hule y Mantel

Periodista

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Lentejas de recado marino en el restaurante Jiribilla (Barcelona) / Foto cedida
Lentejas de recado marino en el restaurante Jiribilla (Barcelona) / Foto cedida

Sofrito y mole. Cerdo ibérico y tortillas. Pesca zarandeada, pero en su punto, como gusta en el Mediterráneo, y no demasiado hecha como se estila en Sinaloa. Tres pistas para entender de manera sencilla la cocina que Gerard Bellver propone en Jiribilla. Abrió sus puertas hace meses junto al mercado de Sant Antoni y, discretamente, ya se perfila como uno de los restaurantes mexicanos de referencia en la ciudad.

Bellver lleva desde los 12 años en México y, además de formarse en casas como Arzak o El Bulli, ha pasado año en las cocinas de lugares emblemáticos del país como Biko. Así que conoce de sobra los ingredientes, sabores y guisos de allí como para saber ahora, de vuelta a Barcelona, interpretaros, adaptarlos y hacerlos suyos.

Qué se come en Jiribilla

Gerard Bellver en la entrada del restaurante Jiribilla (Barcelona) / Foto cedida
Gerard Bellver en la entrada del restaurante Jiribilla (Barcelona) / Foto cedida

Este restaurante mexicano con alma catalana se ha instalado tras una larga reforma en el local que ocupaba Chikoa, el restaurante de pollos asados asesorado por Paco Pérez (c/ del Comte Borrell, 85, 08015 Barcelona).

Un espacio amplio, decorado con mucho gusto y sin estridencias folclóricas y donde brilla, nada más entrar, una preciosa barra que invita a sentarse allí a comer —dispone de 25 sitios en esta zona— o a disfrutar de su interesante propuesta de cócteles que también trazan puentes entre México y el Mediterráneo.

Aquí no hay tacos, hay lentejas. Podría ser un buen reclamo para esta casa, porque Bellver deja claro que aquí es mejor venir pensando en blandir la cuchara y mojar salsas. Es lo que apetece con platos tan sensaciones como las lentejas de recado marino que demuestran ese manejo de los sabores de ambos lados del Atlántico.

Un magnífico guiso en el que, nos cuenta Bellver, no sirve las lentejas en forma de sopa como se suele hacer en México, sino que se acercan más a un arroz meloso. Las lentejas se cocinan con la mezcla de condimentos que componen el tradicional “recado” mexicano, que se acompaña con el jugo de carabineros y se corona con unas gambas.

Apuesta por los guisos (sin olvidar los tacos)

Los ejotes con huevo del restaurante Jiribilla (Barcelona) / Foto cedida
Los ejotes con huevo del restaurante Jiribilla (Barcelona) / Foto cedida

Un plato que en pocos meses es ya un clásico de la casa y que, aunque no hay menú degustación, no debería faltar en una primera visita. Tampoco, más ahora que llega el calor, el aguachile que aquí se sirve a modo de gazpachuelo verde, o los ejotes (judías verdes) con huevo, un plato sencillo y delicioso.

El propio nombre del restaurante —jiribilla es algo así como jaleo, inquietud, pero también doble sentido— es otra pista de esta cocina que rehuye de modas o fusiones mal entendidas y ahonda en guisos, buen producto y se atreve, por ejemplo, con un plato de lengua con mole en el que la ñora y el pimiento choricero del refrito acercan al Mediterráneo y la cocina local.

Cócteles y tacos en el restaurante Jiribilla (Barcelona) / Foto cedida
Cócteles y tacos en el restaurante Jiribilla (Barcelona) / Foto cedida

Pensándolo bien, retiramos lo de los tacos. En México casi todo es taqueable y aquí algunos platos, como el pescado o esta lengua, se sirven acompañados de tortillas que merecen ser comidas con estos fabulosos rellenos.

Y es que, más allá de guiños, sabores o ingredientes de aquí, Jiribilla no renuncia a la esencia mexicana. Teniendo en cuenta que Barcelona tampoco anda sobrada de buenos y auténticos restaurantes mexicanos (el cercano Come y el magnífico y veterano Oaxaca son los dos en los que todos pensamos cuando surge el tema), no es mala idea esta apuesta de calidad y con precio que no se va demasiado, porque en Jiribilla se puede improvisar sobre la marcha un degustación que recorra lo más interesante de la corta carta por unos 60 euros.

Sería interesante, eso sí, dedicar algo de presupuesto para probar alguno de los cócteles que en tragos como el margarita con albahaca o el dry martini con mezcal, que mantienen perfectamente el interesante hilo de la cocina de este nuevo restaurante y que los amantes de la buena cocina mexicana no deberían tardar en visitar. Y de las lentejas, claro.