Tostadas con salmón y aguacate, los famosos huevos benedict, tortitas con siropes, tartas, french toast, porridge de cereales, zumos de frutas naturales, cócteles... y así podríamos seguir durante un buen rato si quisiéramos enumerar los platos y bebidas que componen un brunch canónico.
No hace falta que volvamos a repetir qué es un brunch ya que, desde hace unos cuantos años, en Barcelona encontramos un buen número de locales que nos lo ofrecen. Pero hay uno, en el barrio del Born (c/Comerç, 17), que ha querido dar una vuelta a este tipo de oferta, fijando su atención en los sabores de la cocina asiática.
Se trata de La Vietnamita, un proyecto nacido en 2010 con la voluntad de poner en valor el street food típico de Asia, y que actualmente cuenta con este local y otro en el barrio de Gracia (Torrent de l’Olla,78). La última apuesta de su propietaria, Nina Runde, es este Missy Lys Brunch con el que, desde el pasado mes de junio, quiere ofrecernos una experiencia nueva y, por qué no, muy veraniega que nos refrescará antes de pisar la playa o nos reconfortará tras una larga noche de calor intenso.
¿Por qué cocina asiática?
"El amor por la cocina asiática surgió después de haber disfrutado y recorrido Vietnam junto a mi madrina Lys, una trotamundos francesa-vietnamita. Nos inspiramos y creamos una propuesta y experiencia exótica para Barcelona, donde pensamos que tendría una gran acogida, así nació La Vietnamita. Para Missy Lys Brunch teníamos ganas de crear algo nuevo, diferente, y esta vez lo hicimos para ofrecer platos de desayuno y brunch que fuesen realmente originales", nos cuenta Runde.
Le preguntamos por los puntos fuertes de este brunch y contesta convencida: "Nos propusimos conservar los elementos favoritos de cualquier brunch, como los sándwiches, las crepes, las tostadas y los pancakes, pero también quisimos dar ese toque brunch a varios platos asiáticos y llevarlos un paso más allá. Decidimos darles un giro innovador, fusionándolos con sabores frescos y exóticos de Asia".
¿Qué se puede comer?
Si bien cuentan con una pequeña terraza con vistas al Museu de la Xocolata —donde ya podéis contemplar el elefante de chocolate creado por Lluc Crusellas, con el que ganó el World Chocolate Masters 2022—, optamos por el interior, con mesas de madera, taburetes bajos y una pequeña barra que mira hacia la calle.
Para empezar, su carta cuenta con una variada propuesta de limonadas caseras: de lima y menta, de cúrcuma, zumo de limón y frutos rojos, un té verde helado con lima fresca... aunque son los zumos del día los que nos conquistan. Preparados al momento, los sirven en tarritos son un chute de color y de energía natural.
Tiramos por lo salado y optamos por el green shakshuka, su versión de este plato típico de la gastronomía magrebí y de Oriente Medio, que sirven en cazuela y preparan con pimientos, espinacas, encurtidos, especias del sur de Asia y bien de cilantro, y que coronamos con un huevo frito (aunque es opcional). En el brunch, que no falte el huevo —a no ser que seas vegano, aunque tienen alternativas para ti en todos los platos—.
Nos animamos con su guao breakfast bao, un bocado que parece más inocente de lo que realmente es. Este panecillo cocido al vapor, esponjoso y habitual en distintas cocinas asiáticas, se suele servir con vegetales frescos y brotes de soja, ellos le añaden huevo de codorniz, rábano encurtido, cebolla frita, cilantro —quizás haya un poco de exceso— y el toque nacional, la chistorra. Sí, chistorra. Y queda bien, y sabe mejor.
El bocadillo protagonista
Llegamos al indispensable de este brunch, al que sí o sí hay que recurrir si tuviste una noche ajetreada y lo que buscas es curar una resaca: el breakfast bánh mí sándwich. El bocadillo tradicional vietnamita que se sirve en pan de baguette, de corteza crujiente, y con ingredientes básicos como la zanahoria, los encurtidos, el cilantro y una mayonesa, que en este caso es de lima y kéfir.
Para el relleno, además del huevo, hay opciones para todas las sensibilidades alimentarias: setas con salsa satay, tofu, pollo y derivados de la proteína vegetal como Heura y el bacon tempeh, procedente de la soja.
El bocadillo es generoso, así que se puede compartir perfectamente, y dejar hueco para su bowl de yogur vegano de coco con granola casera, coronado con plátano caramelizado. Delicioso y adictivo. "Elaboramos nosotros mismos las salsas, las compotas y la granola. El resto de ingredientes los compramos a pequeños productores, como el yogur que es de Coco by Angela —los produce en Barcelona—. Nos esforzamos para que la mayoría de nuestros productos sean caseros, ecológicos o de proximidad, como los huevos, las verduras o el pan de masa madre", añade Runde.
Salados, dulces... y cócteles
La carta es corta y dejamos para otra ocasión los pancakes asiáticos, el banh xeo crêpe, un crepe de estilo vietnamita; la pho soup, una sopa también vietnamita que sirven con fideos de arroz —aunque somos amantes de las sopas en verano, en Barcelona estos días el termómetro aprieta—; las tradicionales tostadas, que ellos denominan tostadong, y que preparan con aguacate, lima y un toque de aceite de chile filipino como base, a la que se puede incorporar otros ingredientes... y también los cócteles.
Actualmente, el brunch se sirve de viernes a lunes (de 10 a 14 horas), exclusivamente en su local del Born, "aunque nuestra idea es darle continuidad todo el año y, en un futuro, todos los días de la semana. Tampoco descartamos añadir platos estacionales", dice Runde. Para rubricar, lo combinan con sesiones de música en vivo una vez al mes.
¿Podríamos decir que es una propuesta para turistas? Pues, por un lado, sí, porque su ubicación llama al guiri. Pero, por otro lado, sus precios son asequibles y como locales no nos sentimos fuera de lugar, al contrario. Se come muy bien, se paga lo justo y uno se marcha reconfortado, listo para hacer el guiri en nuestra propia ciudad que, en verano, también es un buen plan.