Habrá que esperar unos días para confirmarlo, pero, si damos por buenos los intensos rumores, el restaurante Aleia pronto estrenará su primera estrella Michelin. En esta casa, situada en el hotel Casa Fuster de Barcelona, no confirman, pero tampoco desmienten. En teoría la guía roja no avisa de estas cosas, pero sí se respira cierta sensación de entusiasmo en el equipo. “Eso dicen por ahí”, comenta sonriendo Rafa de Bedoya, al frente de la cocina.
Abierto hace casi un año, la verdad es que motivos no faltan para que la guía 2023 les tenga en cuenta. No ya por el gran nivel de los platos que conforman el menú degustación o el excelente servicio en la sala que dirige Paula Miguel, sino porque tiene todo lo que a la Michelin suele encantar: un hotel de lujo, un espacio singular pero que no resta protagonismo a lo que ocurre en la mesa, una cocina estable, sin experimentos y con sorpresas controladas…
Mirando al sur y a Barcelona
Y también el nombre de un gran cocinero tras el proyecto: Paulo Airaudo que con su Amelia ha conquistado San Sebastián y que se estrenó en Barcelona con Aleia. En efecto hay detalles que recuerdan a la cocina de este argentino (guiños locales combinados con discurso más internacional, generosidad en el producto, etc.) pero ni es ni pretende ser esto una sucursal de Amelia o un frío asesoramiento hotelero.
El jerezano Bedoya marca su estilo, con una cocina repleta de miradas al sur que se integran con detalles que nos recuerdan que andamos en Barcelona (gamba de Tarragona, alitas de pollo del Prat, la mantequilla de tomate y aceite que acompaña el pan, etc.) pero sin problemas para incorporar ingredientes o sabores venidos de más lejos.
¿Qué platos se comen?
Por destacar algunos platos que reflejan muy bien esta filosofía, el brioche de choco y holandesa en su tinta o la sensacional croqueta de merluza —elaborada con su cogote, sin harina— marcan los aperitivos. El hamachi con rábano sandía y aliño de tomate resulta muy fresco, mientras el chawansmushi —una suerte de flan— con consomé ibérico y tartar de calamar suponen una combinación interesante.
Más sur en el gazpachuelo de anchoas que acompaña al pargo soasado, potente la salsa foyot de fricandó que anima el rape madurado, y elegante y clásico el acabado en sala y servicio en sala del pato azulón que remata la parte salada.
¿Qué vinos se beben?
La sumiller Michele Infante hace un gran trabajo con la bodega, buscando esas cosas diferentes que a veces apetece descubrir. Juega muy bien con referencias de aquí y de allá, en un paseo que, en nuestro caso, nos llevó de la Sierra de Málaga a Austria, coqueteo con naturales y ancestrales y remató de nuevo en el sur, con una morenita a base de Pedro Ximenez y Oloroso.
Ofrecen un único menú degustación a 150 euros con maridajes a 78 y 108 euros. Una cifra que de entrada puede asustar, pero que teniendo en cuenta el lugar —uno de los hoteles más exclusivos de la ciudad— se explica mejor. Seguramente la llegada de la presumible estrella hará que el precio resulte mucho más tolerable para la mayoría y pondrá en el mapa este restaurante que, hasta ahora, ha mantenido un perfil bajo en la ciudad. // Restaurante Aleia. Hotel Casa Fuster. Passeig de Gràcia, 132. Barcelona. Tel.: 935 020 041