Constantemente lamentamos cierres de locales históricos en Barcelona, hace poco tuvimos el caso del Bar Brusi en el barrio Gótico, y hace apenas unos días descubrimos que otro establecimiento con solera, la Bodega Nadal de La Bordeta, busca relevo ya que sus propietarios se jubilan. No muy lejos de ésta se encuentra la Bodegueta de Cal Pep, a pocos metros del mercado de Sants, que bajó la persiana temporalmente, pero que acaba de reabrir e inaugura una nueva etapa.
El culpable es un enamorado de las bodegas, Gustavo González, que era un cliente habitual de este establecimiento abierto en 1927 y comandado en los últimos años, desde 2004, por Ángel Congostina. Una figura muy querida en el barrio que sentó cátedra con sus platillos de pescado y marisco fresco, pero también con aquellas tapas y conservas indispensables en todo aperitivo o comida bodeguera que se precie.
Nostalgia bodeguera
La Bodegueta de Cal Pep en Sants / GALA ESPÍN
"Soy un apasionado del vermut y solía hacer ruta por las bodegas del barrio de Sants, aquí incluso tenía mi propio barril asignado. Su comida me encantaba y había muy buen ambiente. Acabé estableciendo relación con los propietarios y tenía contacto con Mingo, el camarero que trabajaba con ellos, así que cuando lamentablemente Ángel falleció —en octubre de 2022— me avisaron", nos cuenta González.
Allí surgió la oportunidad de quedarse con la bodega: "Me lo comentaron y tuve que pensarlo porque eran muchas noticias y emociones de golpe, pero esta bodega no podía quedar en otras manos que pudieran transformarla, abandonarla o no dar continuidad a lo que se hacía aquí. Soy muy nostálgico de estos sitios, no me gusta que se pierdan", confiesa este venezolano afincado en Barcelona desde hace décadas.
Mantener el espíritu
González tiene experiencia en restauración ya que desde 2019 regenta, junto con su socia Verónica Puig, dos vermuterias que llevan el nombre de El Cau del Vermut, situadas en L'Hospitalet de Llobregat, donde despacha más de un centenar de vermuts diferentes. Una experiencia que ha trasladado a La Bodegueta de Cal Pep, pero teniendo siempre clara la premisa de "mantener su esencia, este aroma, esta alegría que te transmite estar aquí entre estas paredes que tienen más de cien años".
Para conseguirlo, tocaba hacer un poco de reforma y darle un lavado de cara al local sin que cambiara demasiado. Ahora luce con nuevo suelo, instalaciones adaptadas a las normativas y hasta ha incorporado una sala al fondo con mesas, que antes servía de almacén. "Queríamos recuperar el ladrillo a la vista de las paredes, pero fue imposible porque estaban muy maltrechas", afirma el restaurador que se ha encargado personalmente de las obras.
Sí que han conservado su característica nevera de puertas de madera, que sigue funcionando "si se la trata con cariño"; las botellas antiguas que Ángel atesoraba y que han limpiado a conciencia; y sus barricas de vino. "Ahora nos toca hacer un curetaje a las barricas para ver en qué estado están por el tiempo que han estado paradas y aprovecharlas para vender vino y vermut a granel de cooperativas y pequeños productores locales", explica. Todo eso ya llegará en una segunda fase, ahora toca ir paso a paso.
Qué se bebe y se come
De momento, en lo que se refiere a vermuts los tienen de Masnou y de Reus, en barrica, y los sirven con tirador. También vermuts Iris de Muller, vinos nacionales a copas y hacen un interesante combinado de vermut y cerveza. En el comer, lo que quieren es "intentar mantener la esencia de lo que hacía Ángel, llevando esos platos y productos a nuestro estilo, porque el suyo es inigualable, y darles el mejor cariño". Y agrega: "Sus callos eran magníficos y los nuestros también son muy buenos, esperamos que la gente los aprecie igual que apreciaban su cocina".
Y sí, certificamos que sus callos con capipota, una versión madrileño-catalana, son muy buenos; igual que sus patatas bravas, que tienen el truco en la salsa que combina especies de la India, mucho vermut y ralladura de cítricos; una salsa que también ponen en su bomba, rellena de boloñesa picante; o sus albóndigas, que se hacen con picadura de tomate natural y avellanas y carne ecológica.
El clásico laterío y las canónicas tapas vermuteras no fallan, de hecho las gildas las elaboran ellos mismos, también las croquetas de cecina, morcilla, chistorra, setas, rustido…. Y un indispensable que hay que probar: el queso inglés shropshire macerado al vermut. "Se macera de tres a cuatro meses y se tinta del sabor y del aroma", cuenta González, que extiende su afición vermutera a la elaboración de éste y de otros platos como sus alitas, que caramelizan con diferentes vermuts.
Poco a poco ampliarán su oferta con más mariscos y pescados, "como hacía Ángel, que además trabajaba con mucho producto fresco del mercado de Sants". Y más adelante también se lanzarán a preparar desayunos de tenedor. Pero, como decíamos, todo pasito a pasito. Por cierto, Mingo, el histórico camarero del lugar, también se ha sumado al carro y sigue en esta nueva etapa.
Un ejemplo más de este renacer de algunas bodegas de Sants, donde ya hace tiempo que emergen y se consolidan proyectos en manos más jóvenes, como la Bodega Salvat —aunque tenemos que reconocer que últimamente sus tapas nos han desilusionado—, la infalible Bodega Montferry o la animadisima —y muy cercana a La Bodegueta de Cal Pep— Bodega Impala, con sus grandes ventanales y su buen tapeo, sin olvidar lo que el equipo de Tr@mendu hace desde La Bordeta. // La Bodegueta de Cal Pep. c/Canalejas, 12, 08028 Barcelona. Tel.: 933 393 037. Miércoles y jueves, de 10 a 16 y de 19 a 23h; viernes y sábado, de 11 a 00h; domingo, de 11 a 16h.
