El neng de Castefa se ha hecho foodie. El chiste es lamentable, cierto, pero confesamos que fue lo primero que pensamos al leer el cambio de rumbo de una de esas discotecas que durante décadas convirtieron Castelldefels en una zona muy conocida por su ocio nocturno.
Las más míticas estaban repartidas a lo largo de la autovía y cerraron hace ya tiempo, pero otras como Péndulo, junto a la playa y con un ambiente más tranquilo que el que buscaba aquel personaje televisivo, fue uno de los lugares de referencia durante casi tres décadas, desde 1995 hasta el año pasado.
Un 'beach club' gastronómico
Pero Péndulo ha vuelto. Se mantiene el nombre, casi a modo de homenaje de esta histórica sala, pero hay nueva propiedad, decoración y, sobre todo, propuesta. Porque si el anterior Péndulo era una discoteca con restaurantes, el nuevo negocio se presenta como un beach club gastronómico en el que las copas de la noche o la música son un complemento de lo realmente importante: la comida.
Un año de reformas ha servido para cambiar completamente el espacio que ahora se apunta a eso de los beach clubs, muy de moda últimamente en Barcelona y alrededores. Un concepto que, con razón, muchas veces es para echarse a temblar o salir corriendo pero que aquí cuenta con dos bazas que lo separan de esos clubs de playa donde lo único importante es dejarse ver y gastarse mucho dinero: se come bien y el ticket es más que razonable.
Castelldefels: destino 'gastro'
"Podría ser Tulum, podría ser Miami o podría ser Bali, pero es Castelldefels", reivindican sus responsables. Por suerte, añadimos nosotros. No sólo por la cercanía y porque disminuyen las posibilidades de acabar en algún lugar hortera, sino porque esta localidad costera, que incluso presume ya de su propia receta de arroz, lleva un tiempo posicionado como destino gastronómico.
Y a la creciente oferta se suma ahora Péndulo. La reforma de un año ha mantenido poco más que la estructura del local anterior, apostando ahora por un espacio luminoso, de colores y líneas suaves y que poco tiene que ver con una discoteca de los 90. Cuenta con dos terrazas, tres salones, diferentes reservados y zonas VIP.
La coctelería, con dos barras dedicadas, y la música también reclaman su protagonismo en este nuevo local, con una zona elevada donde cada día, a partir de las cuatro de la tarde, un DJ animará el ambiente; y la intención es establecer una programación nocturna.
Qué se come en Péndulo
Pero aquí hemos venido a comer, no a bailar. Los arroces son, y con razón, las estrellas de la carta, con siete variedades, incluyendo el citado arroz de Castelldefels. Pero la propuesta va mucho más allá, con opciones de tapeo clásico (bravas, ensaladilla...) o más creativas, como la berenejana asada, tiradito de atún, o puerros confitados con avellanas. Espectacular, por cierto, el calamar a la andaluza.
Además de pastas, merece la pena echar un vistazo al apartado de carnes a la brasa, con cortes como rib-eye (chuletón sin hueso) o el cada vez más presente Toma-hawk.
En los pescados, juegan con el rodaballo o la lubina salvaje (a la sal o al horno), aunque algo nos dice que la vistosa y crocante escórpora que se fríe y se presenta entera será uno de los éxitos en este apartado.
Muy bien surtida la carta de vinos con una interesante selección de referencias locales, nacionales e internacionales. Predominan, eso sí, los de cierto nivel lo que afecta al precio general de la oferta. En algunos vinos, incluso se triplica el coste en tienda. Pese a ello, reconocemos que encontranos vinos tan divertidos y ricos como Forlong de Cádiz nos ha ganado.
Con un ticket medio que rondará los 50 euros si hay cierta moderación en vinos y cócteles, la propuesta gastronómica, el espacio y la privilegiada localización hacen que Péndulo lo tenga todo para ser, o volver a ser, el lugar de moda en Casteldefells. Pero esta vez por la comida. // Péndulo. Ribera de Sant Pere, 1, Castelldefels (Barcelona). Tel.: 608 075 447.