“No subiremos el precio, ya cobramos lo que toca”: Teatro Kitchen Bar estrena estrella Michelin

Charlamos con el chef Oliver Peña sobre el camino recorrido y el futuro de este restaurante de Barcelona que ha conseguido la primera estrella Michelin

Iker Morán, periodista y autor en Hule y Mantel

Periodista

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El chef Oliver Peña en Teatro Kitchen Bar (Barcelona) / Iker Morán
El chef Oliver Peña en Teatro Kitchen Bar (Barcelona) / Iker Morán

Han pasado dos años y medio desde que en marzo de 2022 abriera sus puertas Teatro Kitchen Bar. Por aquel entonces casi todo el mundo lo llamaba Tickets y es posible que a día de hoy todavía haya quienes confundan el nombre o lo usen como referencia para situar este local del Paral·lel de Barcelona que acaba de recibir su primera estrella Michelin.

Es difícil que la sombra del restaurante de Albert Adrià, que ya lució estrella desde 2016 hasta su cierre en 2021, no se siga proyectando sobre Teatro, pero en este tiempo el chef Oliver Peña ha sabido dar personalidad propia a una cocina que eleva el denominado finger food a su máxima expresión gastronómica.

Así que pensar que la estrella en realidad vuelve a Teatro es tan natural como en cierto modo injusto, porque no se trata de un galardón heredado, sino conseguido por Peña y todo el equipo de cocina a lo largo de estos años de trabajo. Y quienes hayan tenido la suerte de visitarlo en su arranque y ahora sin duda notarán esa evolución. Por lo visto también los inspectores de Michelin que el año pasado se resistieron pero esta vez han dado el visto bueno a la estrella.

¿Por qué ahora y no antes? Los criterios de la Michelin son insondables así que Oliver Peña, claro, no tiene la respuesta. Sí nos cuenta que conoce de sobra —son ya muchos años en cocina y restaurantes— a los inspectores y recuerda lo que comió el primero que se pasó por Teatro a los tres días de abrir. Un desastre, rememora, "normal que no nos dieran la estrella".

Qué se come en Teatro Kitchen Bar

Uno de los platos de Teatro Kitchen Bar (Barcelona) / Iker Morán
Uno de los platos de Teatro Kitchen Bar (Barcelona) / Iker Morán

Nos sentamos en la barra de Teatro, frente a su cocina abierta, pocos días antes de que la Gala Michelin de Murcia en la que, como se rumoreaba, ha llegado la estrella. Hay nervios, reconocen, porque el runrún que desde semanas antes suena por todo el sector crea una especie de tensión. ¿Y si no llega? ¿Y si las quinielas estaban equivocadas?

Teatro lleva dos años funcionando bien sin una estrella, pero no es ningún secreto que el codiciado macaron trae más clientes y, en cierto modo, condiciona servicio, horarios…

Estamos en el mejor momento, porque llevamos dos años y medio y eso da seguridad para ir corrigiendo pequeños detalles y conseguir que toda la experiencia se más redonda”, explica Peña mientras va sirviendo la secuencia de snacks que, con la mano y en un par de bocados, conforman el pilar de la propuesta de Teatro.

La regañá de puerros quemados —o calçots en temporada— con romesco es sensacional. La salsa, receta de su madre, matiza el chef que señala este pase como uno de sus preferidos. Con razón. Divertido el “vermutón” con patata insuflada, boquerón y anchoa, muy interesante el nigiri crujiente de toro o el mochi de pollo a la catalana que podríamos tomar como una interpretación propia de la croqueta, o el civet de ciervo que nos recuerda que fingerfood y caza pueden funcionar perfectamente conjuntos.

Producto excelente muy bien tratado, búsqueda de un toque diferente que muchas veces mira a Asia (el pulpo a la coreana es ya un clásico de la casa) pero sin perder de vista Barcelona ,y presentaciones en formato snack conforman los pilares de Teatro. También una sala divertida y dinámica que dirige Agustina Fernández, con una buena selección de vinos.

Sin menú degustación y un ticket de 100 euros

Uno de los platos de Teatro Kitchen Bar (Barcelona) / Iker Morán
Uno de los platos de Teatro Kitchen Bar (Barcelona) / Iker Morán

“Si tomas catorce platos, todos van a estar muy buenos”, señala Peña con orgullo. Incluso los mismos platos probados hace tiempo han evolucionado hacia sabores más claros y limpios. Además, en la carta también se ha hecho un espacio para quienes buscan algo más contundente para acabar tras las secuencias de bocados. Lomo madurado de vaca gallega y bogavante —siempre con un toque propio— conforman la sección “escenas épicas” dentro del guión que propone la carta de Teatro.

A la espera de ver la respuesta del público a la estrella, Peña asegura que los precios no subirán. Es, efectivamente, una de las preguntas recurrentes cuanto llega el galardón de Michelin y algunos optan por revisar la carta obviando que la guía les ha premiado justo por lo que ofrecían hasta ese momento y a esos precios.

Uno de los platos de Teatro Kitchen Bar (Barcelona) / Iker Morán
Uno de los platos de Teatro Kitchen Bar (Barcelona) / Iker Morán

Con un ticket medio de unos 100 euros, el chef defiende que ya se cobra lo que toca y recuerda que hace ya tiempo que se mueven en esas cifras. Aunque no hay menú degustación, para los clientes que quieran ir sobre seguro con el presupuesto se ofrecen opciones a precios cerrados entre 75 y 125 euros.

Una suerte de omakase con diferentes recorridos por los snacks, platos principales y postres. Ademas del vistoso y siempre resultón kakigori, la tartaleta de frutas de temporada es tan sencilla como rica y el sandwich triple de chocolate siempre funciona como final de fiesta.

¿Y ahora qué? La gran pregunta. A Peña se le ve tranquilo, más allá de los nervios de la recta final hacia la estrella. Ha empezado a asesorar el restaurante Can Bo del Grand Hotel Central de Barcelona. Algo muy habitual en el sector y que decenas de chefs hacen pero que algunos ya han interpretado casi como una salida de Teatro. Nada de eso, asegura, aunque no niega que tambien tiene ganas de hacer más cosas. "Yo estoy en Teatro", apostilla.