¿Se pueden comer buenos bikinis en Barcelona? No es tarea fácil hoy día, pero sí. Nos hemos ido de ruta por la ciudad a la caza de bikinis que estén escandalosamente ricos. Mixtos de piel bronceada a pura plancha y mantequilla. En ese milímetro dorado habita el gozo crujiente, sexy y mantecoso necesario para enamorar al paladar. Bajo la superficie, el magma láctico del queso fundido necesario para que el bocado chorree, manche y enganche. ¡Los buenos bikinis han de chorrear!
La denominación "bikini" para el sándwich mixto tomó al asalto Barcelona a mediados del siglo pasado, cuando en la sala de bailoteo con idéntico nombre se dedicaron a preparar una versión simplificada del croque-monsieur, bocadillo clásico francés nacido en 1910. El bikini fue un exitazo total entre los hambrientos bailongos de la noche. Décadas más tarde Carles Abellán añadió trufa al combo, algo que hoy en día es casi un estándar en los ambientes del brunch barcelonés. Déjalo todo y vente con nosotros a buscar bikinis por Barcelona. Comienza la operación bikini.
Los 10 mejores bikinis de Barcelona
Gala Massetti y Jordi Saavedra arrancaron hace seis meses el Bar Roma, anteriormente habían trabajado en el restaurante Tickets, cuando formaba parte del grupo elBarri de Albert Adrià. Su cocina es suculenta, desenfadada y autoexigente. El resultado de todo esto es que su bikini es de una calidad descomunal. Gala barniza el pan con una fina capa de mayonesa y no con mantequilla, como es lo más habitual; y después dora a fuego muy lento el sándwich. Nos cuenta que la mayonesa dora de maravilla al tener huevo y grasa. Luego lo termina en plancha clásica, con este procedimiento el queso edam del interior tiene tiempo de calentarse y fundir con pausa. Cuando lo cortan para traerlo a la mesa, se desliza y se derrama. Chorrea. Lo acompañan con una salsa casera de tomate que puedes añadir o no al bocado, a voluntad. La versión con calabacín asado es también fantástica, la textura cremosa de la verdura asada le da un extra de amor al masticar.
Bar Roma c/ de València, 104, 08015 Barcelona / Tel. 932 22 99 25
Vanessa Laguna es una cocinera salerosa que guisa y sonríe en su bar del mercado. Es un bar de alta personalidad, que ha ambientado con estética rockabilly. Con vitrinas pobladas por manitas de cerdo guisadas, tortillas de distinta combinación y otras delicias que nacen en la cocina vista tras la barra. Bravo. Su bikini clásico es de hechuras generosas, y además del jamón cocido le añade queso Havarti, un ‘bien de mantequilla’ untada y buen pan del Forn Miralles. Pan de proximidad. Tienen también una versión deluxe con jamón, quesos brie y gorgonzola y el añadido bien controlado de trufa en pasta. Esta versión lujosa es espectacular: más cremoso, más sabroso, igualmente enorme y con la misma simpatía de Vanessa. Esto no cambia: su simpatía es una constante en este pequeño gran bar.
Bar La Estrella. Pi i Margall, 73-75, 08024 Barcelona. Mercat l’Estrella
En Tapas 24 el gran cocinero Carles Abellán puso en marcha, hace ya unos 15 años, lo que finalmente ha resultado una tendencia en la ciudad: incluir la trufa en la fórmula del bikini gastronómico y triunfal. Carles combina un plan muy planchado, que se convierte en una sutil y crujiente costra, con el jamón ibérico y la lacticidad de la mozzarella. El trío es muy sensual. Lo sirven en triángulos de esbelta elegancia vertical, un skyline dorado que en realidad esconde una practicidad inapelable: resulta facilísimo ir devorando las porciones con total comodidad. Las pecas menudas de la trufa salpican el queso fundido y esparcen alrededor de la mesa aromas punzantes e irresistibles. Es un mordisco espectacular que el tiempo se ha convertido en un clásico moderno. Un imprescindible de la ciudad.
Tapas 24 c/ Diputació, 269, Barcelona / Tel. 93 488 09 77
En Pa de kilo los cocineros hacen panes. No es una metáfora, es un hecho. Literal. Tras su paso por cocinas de restaurantes, Oswaldo Brito comanda un grupo de panaderos/cocineros que los sábados proponen bocadillos a la altura de su extraordinario pan. En el bikini, el corte de la rebanada lo prefieren muy grueso. De esta manera en el mordisco encuentras todo el amor de una miga excepcional. El exterior lo barnizan de buena mantequilla y te lo planchan con cronómetro, son cocineros y se nota, tienen un método muy pautado para todo lo que sea elaborar. Luego te lo envuelven en papel de horno porque no tienen sala, son bikinis para llevar. Se suponía que lo iba a disfrutar dando un paseo y apenas conseguí que me durara hasta la esquina. Es un mixto adictivo. Mea culpa. Volveré a pecar.
Pa de kilo c/ del Dr. Dou, 12
Nos alejamos aquí del bikini canónico, pero es que no puedo resistirme a recomendar esta diversión bikinera en formato ensaimada. El dulzor natural y la grasienta presencia del manteca o saïm le dan un punto especial y delicioso a la pareja de queso y jamón cocido. Cuando llego a casa me gusta darle a esta espiral mallorquina unos segundos de energía en microondas, de esta manera el mordisco es aún más tibio y goloso. El combo bikini-ensaimada es un encuentro inesperado. Qué maravilla, viva Formentor.
Pastisseria Mallorquina Formentor c/ Camèlies, 19-21 / Tel. 93 213 35 40
En Granja Viader nació el Cacaolat en el año 1931. Valga el dato para demostrar la enjundia de la casa, que prepara unos bikinis con abundante mantequilla, pasados por la plancha sin que el pan quede excesivamente aplastado y con el jamón york que también venden en su vitrina de charcutería. El surtido de chacinas comparte espacio con las mesas de mármol y las paredes forradas de recuerdos, en una sala de suelo alicatado poblada por camareros de chaleco, pajarita y maneras elegantes. Un ambiente agradable y cálido. Se me ocurren pocos espacios más icónicos donde disfrutar de un bikini en esta ciudad. Algunos locos, después del bikini, nos pedimos además un suizo. Porque ir a la Viader es una dulce condena calórica a su nata montada. Esa nata es droga dura, por favor, qué barbaridad.
Granja Viader c/ d'en Xuclà, 4, 08001 Barcelona / Tel. 933 18 34 86
Este es uno de los mejores ejercicios de dorado perfecto de bikini que nos podemos arrojar a las papilas en esta santa ciudad. Con intenso sabor a mantequilla, un punto de fusión perfecto en el queso que han decidido que sea el tometa, de La Seu d’Urgell. Gastan un panazo espléndido del Forn Sant Josep. También preparan bikini de guanciale para los amantes de la mordida más porcina. Si prefieres pasear por el lado más chic, puedes pedir la versión de croissant planchado con jamón y queso, que no es un bikini, pero pertenece a la misma familia. Las mesitas de la terraza son una pocholada que, si llegas pronto, podrás disfrutar como un pequeño extra.
Granja Vendrell c/ Girona, 59, 08009 Barcelona / Tel. 930 11 21 50
La Granja Petitbó está en plena forma y se nota. A que te despistas un poco y no llegas tempranito, ves como se forman colas para disfrutar de su bikini en el momento de desayunar. Este local de hechuras desenfadadas y terraza XXL en pleno Passeig de Sant Joan se toma muy en serio el petarlo fuerte en el paladar. Su bikini tiene un pan grueso y jugoso, relleno con abundante queso havarti y varias capas de pavo cocido. Dan la opción de escoger entre trufado o no trufado. Las dos están muy ricas porque tienen un mordisco amable, personalmente me gusta mucho cómo aprovechan la rebanada gruesa para que el conjunto sea especialmente goloso sin perder el crunchy, que en el bikini es esencial. Pero a mi me convence más versión su versión clásica, que encuentro un poco más equilibrada. Esto es algo puramente subjetivo claro, pero es que yo aquí he venido a opinar.
Granja Petitbó Paseo de Sant Joan, 82, 08009 Barcelona / Tel. 932 65 65 03
En el Bristol preparan bikinis delicados y algo cuquis. No es una crítica, al revés, porque son sándwiches sutiles y ligeros, pero con saborazo y un mordisco elegante en el paladar. El clásico muestra marcas cuadradas y abombamientos con zonas poco tostadas de forma que en ellos la miga no está apenas aplastada y resulta muy ligera en esas zonas en particular. También preparan croque-monsieur, que además del gratinado canónico en su parte superior, luce también el tocado en forma de pequeña ensalada de brotes. Una vez superado mi escepticismo inicial, resultó divertida y refrescante. Terraza de generosas dimensiones y proporción altísima de clientela extranjera que además de los bikinis dan buena cuenta de la repostería anglosajona, que también ofrece el local. Esa barra es hermosa, me sube el azúcar sólo de mirar.
Bristol c/ Roger de Flor, 220, 08013 Barcelona / Tel. 650 86 85 41
En el bar Malasang gastan un pan de campeonato. Y se nota. Atención porque se da la curiosa circunstancia de que los bikinis cambian de la mañana a la noche. Por la mañana planchan y por la noche hornean sus sándwiches. Cosas de optimizar personal y recursos, la carta general cambia según el servicio y esto tiene su repercusión. Utilizan en ambos casos un pan de coca muy fino y alveolado, que resulta excelente por su textura y sabor. Queda de fábula tras el proceso de dorado-tostado y además le ponen queso abundantísimo. También ofrecen la opción de bikini en versión más saladita, hecho con queso y jamón serrano. Se pueden disfrutar en la terraza, que da un plus de movimiento urbano y rayitos de sol.
Bar Malasang c/ del Comte Borrell, 148, 08015 Barcelona / Tel. 935 39 47 29