Si tienen la suerte de vivir en las Islas Canarias, especialmente en Gran Canaria o Tenerife, bien sabrán que la oferta gastronómica del archipiélago es variada y más que afortunada. Ya no solo hablamos de su sabrosa cocina tradicional, sino de la diversidad de restaurantes que pueden encontrar tanto dentro como fuera de las zonas turísticas. Es por ello que las islas se han convertido recientemente en uno de mis destinos vacacionales preferidos, ya que suelo escogerlo pensando en aquellos lugares que quiero “probar”.
En Costa Adeje, en el sur de Tenerife, se encuentra Kensei, el restaurante de cocina japonesa contemporánea dirigido por Víctor Planas, quien anteriormente había sido el chef ejecutivo del grupo Kabuki.
Recomendado por la guía Michelín, poseedor de un sol Repsol y ganador del premio a Mejor Proyecto de Restauración en 2021, se sitúa en el hotel Bahía del Duque, aunque se puede acceder desde la calle, desde una entrada que se encuentra prácticamente a pie de playa. Había leído que la cocina japonesa de esta zona es de mucho nivel y Kensei fue finalmente el elegido.
¿Qué ofrece el restaurante?
El local presenta dos zonas muy claramente diferenciadas: la terraza y la sala. La sala, que cuenta también con dos partes, esconde una grata sorpresa: un pequeño balconcito abierto al Atlántico en el que disfrutar de la comida mecida por la fresca brisa del mar. Tuve el privilegio de contar con este espacio, muy íntimo, y con que el resto de la sala estuviera casi vacía, así que fue una comida muy tranquila.
Esto no quiere decir que el local no tuviera clientela, todo lo contrario, tanto en la terraza como en el otro lado de la sala había bastantes mesas ocupadas, e intuyo que en esa ubicación tan playera los llenos serán más habituales por la tarde-noche que a mediodía.
De los tres menús que ofrece el restaurante, Kensei (85€) —una degustación de los platos más solicitados del restaurante—, degustación del chef (150€) —que ofrece los mejores platos del chef con productos que ellos mismos describen como premium— y Edomae (80€) —que tiene el sushi como línea argumental—, nos decantamos por el primero.
El menú Kensei consiste en ocho pases, pre-postre, postre, café y petit-fours. Un menú que incorpora técnicas de cocina japonesa tradicional, como van explicando a lo largo de la degustación y que, en mi opinión, va claramente in crescendo.
Los platos del menú Kensei
Abrimos boca con el tsukemono que, para quien no lo sepa, se trata de un encurtido de verduras. Frescas, crujientes, ligeramente ácidas, un plato muy ligero con el que empezar. A continuación, unas almejas al sake con un caldo de intenso sabor tanto al licor —rebajado— como al jengibre que se infusionaba en él. Marisco de buen calibre, con la carne firme y sabrosa.
Los minihuevos royal que sirvieron seguidamente suponían un cambio de registro: crujientes, con una refrescante holandesa de yuzu kosho… un bocado divertido, que venía seguido de un usuzukuri de lubina y toro, también correcto.
El quinto pase lo componían unas vieiras con setas japonesas al fuego que deberían probar. Tan solo les diré que deberán afinar bien su paladar para descubrir los ingredientes
Continuamos con una selección de niguiris correctos, con un pescado muy fresco, entre los que destacaría el de gamba. No obstante, como quisquillosa valenciana y estudiosa del arroz, coincido con otras críticas sobre el restaurante en que es un punto a mejorar.
Por último, dos suculentos bocados: el primero, salmón marinado en miso y cocinado en la robata o barbacoa japonesa; el segundo, jarrete de wagyu cocinado durante 48 horas en una salsa teriyaki casera. Un manjar de sabor potente y una carne que se deshacía en cuanto se tocaba con el tenedor.
Los postres y la bodega
El postre y los petit fours, de notable y, lo que es más importante para mí, en el punto justo de dulzor —nada excesivo—, que deja espacio al sabor más allá del azúcar. Incluso me gustó el prepostre, una especie de granizado o kakigori que llevaba pepino, vegetal con el que mantengo una relación de odio irreconciliable. Si les gusta el té, este va incluido en el menú, así que no olviden echar un vistazo a la carta que ofrecen, pues encontrarán variedades interesantes.
Regamos la comida con una botella de Conatus Airam, un vino blanco de Fuerteventura que, después de explicar nuestros gustos y comentar que estábamos intentando probar vinos de las islas, nos recomendó acertadamente el sumiller.
Teniendo en cuenta que en Tenerife se faenan especies autóctonas en temporada en la fecha de mi visita, quizá se eche en falta algo más de variedad en la elección de pescados. Se repiten tanto el salmón como la lubina, aunque en dos elaboraciones diferentes, lo que cambia tanto sabor como textura. Puede que esa sea la intención del menú.
La atención durante nuestra estancia fue exquisita, la dirección de sala está al cargo de Stefania Giordano, que cuenta con una amplia experiencia en locales de renombre. El trato y atención tanto de los camareros como del sumiller fue no solo agradable, sino cercano, distendido, respondiendo nuestras preguntas e incluso recomendándonos lugares que visitar o en los que comer en otras zonas de la isla. Todo ello con un servicio impecable, muy centrado en el detalle.
Kensei es un lugar en el que comer muy bien, en un ambiente relajado, cerca de la playa, con un ticket medio recomendable para la calidad que ofrece. // Kensei. Hotel Bahía Duque, Pl. Playas del Duque, 38679 Costa Adeje, Santa Cruz de Tenerife. Precio: 150€ por persona: menú, aguas, botella de Conatus Airam y una copa de pinot noir italiano —interesante descubrimiento—.