La comarcal serpentea junto al río Narcea. El valle de osos y urogallos explota en marrones y bermejos. Las vides de la viticultura heroica asturiana han dado sus frutos y las bodegas cercanas huelen a un intenso aroma que se entremezcla con el de las castañas asadas y la sidra dulce. El valle del río Narcea es, camino del puerto de Leitariegos, un cobijo para los amantes del patrimonio natural, artístico y etnográfico.
El resurgir del suroccidente asturiano, anclado en el olvido hasta hace no demasiado, ha permitido que la oferta de restauración explote como los colores del otoño. Restaurantes que fueron refugio camino a la meseta, propuestas jóvenes que encandilan por su buen hacer o monasterios reconvertidos en hoteles. Decanten su vino, nos vamos camín de Leitariegos.
La nueva cocina del monasterio
Kilómetros antes de llegar a la capital del concejo, Cangas de Narcea, el viajero se topa con un monumental espacio rodeado de vides. Es el monasterio de Corias, hoy reconvertido en un hotel de cuatro estrellas y que pertenece a la red Paradores desde 2013. Monumento Histórico-Artístico Nacional, ha sido declarado como Mejor Hotel no Urbano de España. En la actualidad es el único parador donde conviven los huéspedes con los inquilinos de antaño, en este caso la comunidad de dominicos que mantienen los espacios eclesiásticos.
Un espacio fruto de la pérdida de los cuatro hijos de los condes de Piñolo y Aldonza a muy temprana edad en el siglo XI y que ha permitido potenciar el turismo más sibarita en la comarca. Un spa ubicado en las antiguas bodegas de los monjes benedictinos —previos a los dominicos— o el propio restaurante, que ocupa el antiguo refectorio, hacen el resto.
Su carta apuesta por el ganado y el ingrediente local, con buenas terneras y embutidos como el chosco de Tineo, y cómo no guisos, como el pote de berza, la fabada o las fabes con chipirones. No faltan los maridajes con vino de la Denominación de Origen de Cangas. Abraham Alonso, chef del Parador de Corias, relaciona su cocina con un entorno privilegiado donde, en temporada, es posible disfrutar de los sabores del otoño así como de la caza. El cierre se compone quesos de órdago como los autóctonos afuega'l pitu, La Peral, Taramundi, Cabrales y ahumado de Pría, postres con guiño a la tradición de las dulcerías conventuales y mieles de apicultores vecinos.
· Parador de Corias Monasterio de Corias, s/n 33816 Corias, Cangas del Narcea / Telf. 985070000 / Periodos de cierre: de 01/01/2023 a 28/02/2023
La Chabola, el refugio de los arrieros
De cocinas abstractas a cocinas que reconfortan, sin perder el mimo en ninguna de ellas. Ascendemos por la carretera que nos regala panorámicas hacia los mares anaranjados que forman los robles y castaños de esta Reserva de la Biosfera declarada por la UNESCO en el año 2000. Las nieblas juguetean con las cimas cercanas mientras el mayor robledal de España, la Reserva Natural Integral de Muniellos, enmudece a nuestro paso desde la lejanía.
En la pequeña fonda La Chabola el ruido crece y el orujo nos reconforta y calienta. Singular en lo exterior y carismático en su interior, como ejemplifican la más de cien botellas de orujo o los carteles sobre el oso pardo datados de 1995. Como si de un museo etnográfico se tratase, resulta fácil echar a volar la imaginación mientras uno espera un buen pote con su compango. Utensilios de labranza, ristras de maíz y un auténtico llar, que dio abrigo a la familia, hacen que (casi) las viandas pasen a un segundo lugar momentáneámente.
Paraíso gourmand para quien no tiene problema en sentarse en banco de madera, mancharse la camisa blanca con el buen pote de berzas (el huerto, por supuesto, cayendo al valle) o con las comandas que se toman a viva voz. Los licores de la casa se sirven en vasito helado, como los inviernos por estos lares, pero que abren la veda a tardes de tertulia, café de potera y soluciones caducas alrededor del llar. Normal que en la carretera sea frecuente encontrar osos que recorren el camino hacia el puerto, como los antiguos arrieros que encontraban en La Chabola exquisiteces y hogar.
· La Chabola. s/n 33818 Casería de La Chabola, parroquía San Xuliano, Cangas de Narcea.
Leitariegos, el techo del paraíso
Que me perdonen los amantes de la montaña. El techo del paraíso astur es la cima Torrecerredo pero, al menos la gastronómica, la encontramos en el propio puerto de Leitariegos. A más de mil quinientos metros de altitud, el restaurante que toma el mismo nombre es un nuevo reclamo que destaca por su edificación de estilo alpino, con grandes ventanales que permiten contemplar el azote de la lluvia en las rosáceas cumbres del entorno.
Ubicado junto a la estación de esquí, la apuesta de la familia Cosmen ha permitido crear un ágora gastronómico con vistas hacia la meseta y el cercano valle de Laciana, ya en la provincia de León. Galardonados como mejor pote asturiano este año, ya consiguieron el segundo puesto en la edición de 2020. Pero es que el restaurante Leitariegos es una frescura en cocinas que bien hace falta. Héctor Cosmen, sobrino del popular Antonio Cosmen –Premio Nacional de Hostelería 2015– cuenta con el apoyo de su familia para deleitar los estómagos destemplados de los excursionistas, domingueros y familias que se acercan a su casa a dar buena cuenta de sus fabadas, potes y cocidos.
Sí, también hay espacio para el tradicional cocido madrileño. De hecho, el propio Antonio brinda la receta que se sirve cada día en el restaurante Cruz Blanca de Vallecas, donde para muchos dicen que se puede degustar el mejor de España, durante las jornadas gastronómicas que han tenido lugar recientemente.
Sea como fuere, lo cierto es que la savia nueva que invade el valle del Narcea, ya sea en bodegas, restaurantes o nuevas apuestas del sector primario está permitiendo que la comarca salga del letargo invernal, como las vides que parecen querer caer al río Narcea. Ya saben que la suerte sonríe a los audaces.
· Restaurante Leitariegos, s/n 33818 Leitariegos, Asturias