Dónde comer en Girona: los mejores restaurantes en el casco antiguo y más allá

Recomendaciones para saber dónde comer muy bien en Girona: desayunos contundentes, menús de mediodía con el sello Roca, amor por la casquería y restaurantes gastronómicos

Óscar Gómez

Comunicador gastronómico

Guardar

El río Onyar a su paso por Girona / Foto: Canva / Dónde comer en Girona: los mejores restaurantes en el casco antiguo y más allá
El río Onyar a su paso por Girona / Foto: Canva / Dónde comer en Girona: los mejores restaurantes en el casco antiguo y más allá

Girona es bonita y paseable, tiene un río, un parque con plataneros mastodónticos y un barrio medieval coronado por una catedral de piedra blanca y escalera de leyenda. Espectacular. Alrededor de este barrio encontramos una maraña de calles con encanto que, en los últimos años, se han convertido en un hervidero de locales. Una inflación gastronómica quizá cercana a la saturación. Hay de todo, restaurantes históricos, restaurantes con historia, franquicias sin alma, gofres, crepes y taquerías. La vida es así y no pasa nada. Vivir es elegir.

Y nosotros ya hemos elegido con esta selección de restaurantes de Girona que incluye sitios para desayunar con enjundia, locales de menú de mediodía y restaurantes gastronómicos de eficacia probada. Platos clásicos, cocinas de casquería contemporánea, espacios chic con decoración fina y otros cuya sala termina literalmente dentro de la cocina. Girona es una ciudad que lo tiene todo, la vamos a gozar.

Sinofos

El equipo de cocina del Sinofos en plena danza / Foto: Òscar Gómez
El equipo de cocina del Sinofos en plena danza / Foto: Òscar Gómez

Dame una T, dame una O, dame una P. TOP. Sinofos es el restaurante del cocinero Marc Ramos y un imprescindible de la ciudad. Cocinan sabores vibrantes de alta intensidad en una cocina abierta a la sala: no hay pared, no hay cristal. Entre los comensales y los cocineros no hay apenas distancia. Si eres voyeur pide asiento en su mesa de barra imperial, hundida hasta las mismas entrañas de la cocina. Si llegas prontito comerás a un metro escaso de los cocineros mientras cortan, sazonan, brasean y emplatan en un ajetreo interminable y acelerado que no es para todo el mundo, pero que a mí me resulta cachondo y guasón. Si te va la calma, resérvate una mesa: están en la otra punta de la sala y chinpún.

Me fascina su plato de tendones guisados. La ternilla conjuntiva convertida en una suave gominola que funde suavemente en el paladar. Marc primero blanquea y luego cuece los tendones en cazuela con cebolla sofritamente oscurecida y caldo de pollo. Cuando falta un ratito para terminar, añade nabos y el conjunto se liga con mantequilla y aceite de ajo y perejil. Cuando el plato despega hacia la mesa, añaden crème fraîche y ajo escalibado convirtiendo el plato en leyenda. TOP. Bordan las mollejas con la receta de Rafa Peña (Gresca): cocción al vacío, final en brasa y servicio sobre una cama de puré de patata rústico con mostaza y demi glace. Terminamos el trío de menudillos con los sesitos de cordero rebozados, crunchy time servido en modo saam coreano: sobre una hojita de cogollo y salseados con mayonesa de Sriracha. El bocado es cremoso, ligeramente picante y neuroactivo porque me dejó sonriendo. Droga dura del despojo, sí señor. 

Los tendones guisados de Sinofos / Foto: Òscar Gómez
Los tendones guisados de Sinofos / Foto: Òscar Gómez

Marc sabe sacar partido a la sencillez de una acelga braseada y muy bien aderezada, sorprendente, bravo. Sin renunciar a la sofisticación de las ostras ligeramente braseadas, al arroz seco con gamba roja o terminar regresando a lo de comer con las manos a base de brioches rellenos con setas en crema y butifarra de perol. Para los postres panettone braseado, torrija con helado o banana split si eres un boomer, como yo. // Sinofos. Plaça de Catalunya, nº25, B. Girona. Tel.: 972 009 333. Precio medio: 50€. Menú degustación: 90€.

Bar Ros

Los riñones siderales del Bar Ros / Foto: Òscar Gómez
Los riñones siderales del Bar Ros / Foto: Òscar Gómez

Si eres de los que aprovechan las mañanas bien tempranito para explorar las ciudades, acércate al Bar Ros, en la simbiótica localidad de Salt. Girona y Salt son ciudades pegaditas, para los foráneos resulta muy difícil detectar la frontera salvo que te topes con el cartelito municipal. Dolors Ros es la tercera generación de una familia que lleva décadas dando de comer rico, abundante y barato. Sus desayunos son legendarios, un desfile de cazuelas de callos, ollas con albóndigas y sepia, riñones al vino blanco, rape a la marinera y otras delicias deliciosas para no parar.

Los riñones merecen el madrugón. Dolors nos cuenta que los hace sudar en la cazuela, sin gota de aceite, para que suelten toda su humedad y así queden purificados y libres de aromas y regustos bastardos, que son el gran peligro de comer riñón. Los rehidratan con el vino y les ponen un algo de aceite, un algo de tomate y un nada de cebolla. Así es la receta que heredó de su madre. Y así la ha respetado. El resultado es morrocotudo, con unos riñones cortados chiquitos, jugosos y ligeramente elásticos. Ideales para extender una buena capa sobre el pan y comérselos a bocados. Buenísimas las albóndigas con sepia, excelentes los callos. // Bar Ros. Plaça del Veïnat, 10, Salt (Girona). Tel.: 972 231 014

Mimolet

El pulpo-rosetón del restaurante Mimole / Foto: Òscar Gómez
El pulpo-rosetón del restaurante Mimole / Foto: Òscar Gómez

Al Mimolet se llega tras cruzar el umbral de la antigua muralla, en la parte baja y más tranquila del Call, el barrio judío de la Girona medieval. Es un rincón de postalita, y este entorno le va perfecto a este restaurante de cocina elegante, sala diáfana y ambiente un pelín señorial. Xevi García es el alma del Mimolet, suya es la idea de cocinar platos delicados donde al producto principal a menudo se la añaden guiños divertidos, como es el caso del pulpo con ajos tiernos y salsa romesco. El octópodo lo sirven en carpaccio circular policromado, a mi me recordó estéticamente a un rosetón de catedral. Los matices tostados y terrosos del romesco le van de fábula al octópodo, bien de punto, tierno pero aún ligeramente elástico.

Si te va la marcha picante, dale un tiento a la vieira con base de aguacate aderezado con shichimi tōgarashi, naranja, cardamomo y cilantro. Y si eres clasicón, no te pierdas el canelón de rustido donde el toque de la casa llega a través de la no-bechamel, pues resulta ser una cremosa salsa de queso de oveja elaborado en el vecino Empordà. En la corvina con beurre blanc trufado y texturas de tupinambur se halla la justa mezcla del clasicismo francés, con pescado cocinado al metrónomo y una salsa de mantequilla y trufa que quita el sentío junto al tupinambur, el tubérculo con ligero gusto alcachofado, presentado a daditos, chips y crema. 

Buen solomillo de vaca vieja al café de París servida en un curioso formato a medio camino entre el tataki y el carpaccio, con aromas añadidos de ahumado, trufado y punto yodado de caviar de arenque. Para los postres, xuixo. Xuixo de Girona hecho en la casa, con crema de caramelo y fruta de la pasión. // Mimolet. c/del Pou Rodó, 12. Girona. Tel.: 972 297 973. Precio medio: 55€. Menú degustación: 52€ y 72€.

Can Roca

Entrada del bar restaurante Can Roca / Foto: Òscar Gómez
Entrada del bar restaurante Can Roca / Foto: Òscar Gómez

Girona ciudad tiene también a la familia Roca, claro. Además del Celler de Can Roca han abierto entre otros la heladería Rocambolesc, el hotel con restaurante Casa Cacao y su más reciente local, el restaurante Normal. Te seré sincero: triestrellado a parte, a mí lo que me pone más cachondo es zamparme un menú en el bar de los padres porque es "El Origen". En Can Roca empezó todo. Hoy en día puedes encontrar a la plantilla del Celler de Can Roca comiendo el menú diario, uniformada y alegremente en su sala eterna. Está situado en un barrio periférico muy tranquilo y se llena cada día de clientes locales y ocasionales sibaritas con ganas de pasear paladar y pupila en este local referencial.

Es un menú económico, hecho desde una humildad y la eficacia. En su comedor, algo ruidoso y definitivamente encantador, puedes cazar escudellas, canelones, ternera con setas, trinxat o faves a la catalana. Platos clásicos elaborados con oficio, gusto y honestidad a prueba de bomba. Impermeables a la mística, en Can Roca siguen trabajando desde la normalidad. Son imbatibles, el mejor menú diario de la ciudad. // Can Roca. Ctra. de Taialà, 42. Girona. Tel.: 972 205 119. Precio: 15€ (menú).

Divinum

El steak tartar y la sala del restaurante Divinum / Foto cedida
El steak tartar y la sala del restaurante Divinum / Foto cedida

Divinum es un restaurante de corte clásico, con una sala magnífica de madera clara, mantel fino y servicio destacado. Joan y Laura se conocieron en Can Fabes y juntos terminarían creando el Divinum. Los orígenes se perciben claramente en este restaurante señorial de cocina elegante, clásica y depurada que cuenta con los jóvenes cocineros Isidro Soler y Arnau Casadevall al timón. Además de lo muy bien comido, me gustó la atmosfera de sosiego y tranquilidad que viví en sala. Un espacio delicioso de colores cálidos, mesas primorosamente vestidas y techos de abovedados.

Entre sus platos más reputados está el celerí, que actualmente cocinan a la meunière y combinan con huevas de trucha y eneldo que suma matices anisados a los propios de la raíz del apio-nabo. Su steak tartar, terminado en sala, obtuvo el premio de Mejor Steak Tartar de España en 2022, así que hay que probarlo. El pichón de Bresse lo asan al momento, otro imprescindible necesario. Como ellos mismos cuentan, Girona es territorio de manzanas, así que en sus postres no puede faltar el homenaje a esta fruta en forma de jugoso crocante ligeramente acidulado. // Divinum. c/de l'Albereda, 7. Girona. Tel.: 872 080 218. Precio medio: 80€. Menú degustación: 65€ y 110€.

Dit i Fet

Restaurante Dit i Fet, en Girona / Foto: cedida
Restaurante Dit i Fet, en Girona / Foto: cedida

En octubre del 2021 arrancó el Dit i Fet, situado en una de las calles más transitadas y turísticas. A mí me parece que dignifica con su cocina una zona complicada, la verdad. Adrià Edo comanda los fogones junto a Antoni, Sabina, Aylen. Júlia es la sumiller y Lua en la sala terminan la alineación de este local que apuesta all-in por recetas clásicas de la cocina catalana, francesa y del resto de España. O sea, cocina clásica con mayúsculas que reserva un espacio y un mimo especial a la casquería.

Entre sus platos destacan las crestas de gallo que primero confitan hora y media y luego estofan con setas, caldo y vino. Y la terrina de manitas de cerdo que combinan con milhojas de boniato: cerdez gelatinosa y dulzor terroso. Pero no se quedan ahí las opciones despojadas de manías, si te gusta la grasilla gelatinosa del tuétano puedes probarlo a la brasa con sorprendente ensalada de cilantro y las mollejas las preparan con salsa bearnesa, o sea, bien de mantequilla y yema de huevo con punto de estragón y chalotas.

Me fascina encontrar sopas en los restaurantes, cuesta tanto. Y en Dit i Fet tienen sopa de cebolla. Una simple, cálida y deliciosa sopa de cebolla me resulta extremadamente reconfortante, toca cucharear. Para los postres, flan de huevo, de nuevo los imprescindibles xuixos de Girona, esta vez elaborados por Can Castelló y que Adrià sirve acariciados por la brasa y acompañados de helado de vainilla. Si estás de suerte y en temporada, puedes disfrutar de su temblorosa y magnífica pannacotta con trufa. Un escándalo, la verdad. // Dit i Fet. c/dels Calderers, 10. Girona. Tel.: 872 004 995. Precio medio: 45€. 

La Tabarra

El steak tartar con setas de La Tabarra / Foto: Òscar Gómez
El steak tartar con setas de La Tabarra / Foto: Òscar Gómez

En La Tabarra le pegué un muerdo al mollete de carrillera y me enamoré. Me estalló en el paladar la delicia deshilachada y jugosa y ríete tu del pulled pork, que por otra parte parece que muy de moda ya no está. La combinan generosamente con setas por aquellas cosas de subir aún más el umami y la salsean con mayonesa de ajo negro para construir un mordisco espectacular. ¿Todo esto por un bocadillo? ¡Que no es solo un bocadillo, que es una barbaridad!

La Tabarra, que pertenece al grupo Mimolet, propone una cocina informal con muchos platos cómplices con las cocinas del sur de España. En formato raciones y platillos, porque la idea es invitar a compartir, picotear y probar. Llevan apenas seis meses abiertos y tienen ya unos platos imprescindibles difíciles de olvidar: unos mejillones escabechados carnosos y enormes, de cocción impecable que los deja sedosos y ligeramente acidulados para que el su sabor se enriquezca pero en ningún caso se llegue a enmascarar. Un buen tartar de atún con kimchi y espárragos… y un tartar de carne mayestático, espectacular. El corte a cuchillo deja la carne perceptible al mordisco a la vez que se rinde al diente de manera amable y ligeramente cremosa. Tiene el interesante añadido de setas, que le dan un sabor muy especial.

Si te va el foie-gras, te lo caramelizan en la mesa acompañado de arándanos; y si eres de pescado, pídete los dados de salmón marinados con salsa teriyaki y romero, que también son ya un clásico instantáneo del local. Para el final dulce, pan carasau muy fino y crujiente acompañado de aceite, chocolate y sal. // La Tabarra. c/de la Força, 4. Girona. Tel.: 872 221 123. Precio medio: 35-40€.