Besta (Barcelona) renueva su puesta en escena, pero mantiene su esencia catalano-gallega

Tras un mes de reformas, el restaurante de los chefs Manu Núñez y Carles Ramon ha reabierto y los cambios apuntan a una posible dirección: la estrella Michelin

Mónica Ramírez

Periodista gastronómica

Guardar

Los chefs Manu Núñez y Carles Ramon en el restaurante Besta / Cedida
Los chefs Manu Núñez y Carles Ramon en el restaurante Besta / Cedida

Los nombres de Manu Núñez y Carles Ramon corretean por la escena culinaria de Barcelona desde que en el año 2020 abrieron Besta, uno de los restaurantes con mayor impulso de la ciudad. 

Manu, oriundo de Galicia y de maleta inquieta, se formó en Santiago de Compostela y trabajó en varios países europeos hasta recalar en Barcelona donde abrió su primer proyecto, Arume.

Por su parte, Carles abandonó las aulas de Sociología por las del CETT, incursionó tierras británicas y gallegas y regresó a su tierra natal, Cataluña, donde trabajó en un par de proyectos. Uno de ellos, Bellvitja, conocido por rendir homenaje a la cocina medieval catalana, de la que se confiesa un enamorado. 

Manu y Carles, Carles y Manu, cruzaron destinos e intercambiaron comunidades en sus trayectorias laborales hasta coincidir en 2021, en Besta, donde trasladan producto, técnica y conocimiento en una carta que habla dos lenguas propias y una universal. 

La renovación del espacio

Carles Ramon en el restaurante Besta / Cedida
Carles Ramon en el restaurante Besta / Cedida

Hace unos meses, el restaurante bajó la persiana para reconfigurar el camino tras cuatro años de andadura. “Abrimos en pandemia y en este tiempo hemos ido aprendiendo de nuestros errores. Creíamos necesario reformular el espacio para ganar confortabilidad. Podríamos decir que es una reapertura”, explica Carles al reanudar la actividad un mes después del cierre.

Y añade: “Hemos reducido el aforo a la mitad —han pasado de 40 a 24 comensales—, mejorado la iluminación y el sonido. También hemos añadido un nuevo espacio, la mesa del chef”.  Este nuevo rincón, que recuerda a las barras japonesas, se sitúa al fondo de la sala para otorgarle un ambiente privado y exclusivo. La mesa rectangular, de hierro y mármol negro perfilada por la madera, permite que el cliente asista en primera fila al trabajo del equipo. “Es una manera de trabajar diferente, de sacar la cocina a la sala, de tener un contacto más directo con el cliente y de poder ofrecerle una experiencia más interactiva”, apunta Carles.

La propuesta gastronómica

Uno de los platos del restaurante Besta (Barcelona) / Cedida
Uno de los platos del restaurante Besta (Barcelona) / Cedida

La propuesta culinaria mantiene la esencia catalano-gallega, o galaicocatalana, que la define, añade nuevos platos y, al reducir aforo, puede permitirse un mayor énfasis en los ingredientes. “La cocina permanece, pero hay mejor producto, más cuidado. Al final, cuando trabajas el pescado o el marisco, encontrar un número elevado de piezas de la calidad que buscamos es más difícil. Con esta nueva fase, se pueden seleccionar mejor”, asevera el cocinero.

Otro de los aspectos que mantienen es la filosofía que marca la despensa. “De Galicia se trae lo que no hay aquí y viceversa. Por ejemplo, los tomates y la gamba son locales, pero la concha procede, principalmente, de Galicia”, señalan ambos. 

La carta se conforma en dos menús degustación, uno de nueve pases, con un precio de 72 euros y, otro de doce pases, de 95 euros. Ambos muy centrados en el mar, tanto Atlántico como Mediterráneo, y la estacionalidad. “Cada dos meses cambiamos los platos para poder escoger el mejor momento de la temporada de un alimento”, afirman. 

Uno de los platos del restaurante Besta (Barcelona) / Cedida
Uno de los platos del restaurante Besta (Barcelona) / Cedida

En cuanto a los vinos, mantienen la filosofía de su cocina con referencias, principalmente, gallegas y catalanas. “Apostamos por bodegas de pequeña escala, con mínima intervención, y vinos poco conocidos, ausentes en otras cartas de Barcelona”, explican.

El renovado escenario de Besta es cálido, sofisticado y acogedor. “La premisa fue crear un espacio que invitara a la intimidad y al disfrute pausado”, indican. 

Aunque aseguran no buscar el brillo, el cambio huele a estrella. “La idea es que el cliente disfrute con nuestra cocina, que esté cómodo y no caer en el aburrimiento de la rutina. Queremos mantener esa ilusión y esa pasión por nuestro trabajo, por el día a día. Y si vienen los reconocimientos, bienvenidos sean, pero no es el objetivo”, afirma Carles. Por ahora, la guía roja los incluye entre sus menciones, lo que es un primer paso. // Besta. c/Aribau, 106, L'Eixample, 08036 Barcelona. Tel.: 930 198 294.