Bar Canyí: el bar de barrio con espíritu Michelin que arrasa en Barcelona

Desde su apertura se ha convertido en uno de los locales de moda de Barcelona, de esos que están en boca de todos: comemos allí y confirmamos el porqué

Iker Morán, periodista y autor en Hule y Mantel

Periodista

Guardar

El equipo del Bar Canyí en Barcelona / Cedida
El equipo del Bar Canyí en Barcelona / Cedida

El bar O’Pazo ya estaba allí mucho antes de que, doblando la esquina de Sepúlveda con Comte Borrell, Slow & Low abriera sus puertas en 2018. Un sencillo bar de barrio donde cada mañana desayunaban Francesc Beltri y Nicolás de la Vega, los chefs de este restaurante que desde finales de 2022 luce una estrella Michelin. Y es ahí donde se cruzan las historias de estas dos negocios del barrio de Sant Antoni en Barcelona.

Así que cuando los dueños se jubilaron, los dos cocineros lo tuvieron claro: aquel era el lugar perfecto para montar su bar Canyí. Toda una declaración de intenciones ya en el nombre para un pequeño bar que en muy poco tiempo se ha convertido en uno de esos lugares de moda en la ciudad que siempre están llenos. No es una forma de hablar: paso delante unas cuantas veces al día y siempre se ve gente dentro e incluso por las tardes hay cola para entrar.

La entrada del Bar Canyí en Barcelona / cedida
La entrada del Bar Canyí en Barcelona / cedida

A Francesc Beltri y Nicolás de la Vega se les ve realmente entusiasmados con el proyecto. Observan la pantalla por donde aparecen los pedidos que se despachan desde cocina o en la pequeña plancha en la barra. El ambiente es animado, de bar de barrio, pero el ritmo y el sistema de trabajo está claro que es de quienes se manejan en alta gastronomía.

Tapeo de altura

La ensaladilla rusa del Bar Canyí en Barcelona / Cedida
La ensaladilla rusa del Bar Canyí en Barcelona / Cedida

Slow es jazz, esto es flamenco duro”, resumen ambos comparando su restaurante con este bar. Es un día cualquiera entre semana, no son ni las dos del mediodía y ya esta lleno. A la barra llega una excelente ensaladilla rusa. No solo cada ingrediente está en su punto —buena patata, bonito y piparras— sino que, a diferencia de lo que ocurre tantas veces, no se sirve helada, sino a temperatura ambiente, casi tibia. Muy rica.

También la bomba de la Barceloneta a su manera, con una salsa de la que no sueltan prenda. A 7 euros la bomba, el Canyí no pretende ser un bar barato, tampoco se pasan de freneda con los precios —tienen manzanilla a copas a partir de 2,5 euros, una maravilla— pero es mejor sentarse teniendo claro que se va a pagar entre 30 y 40 euros como mínimo.

Vinilos y bocadillo de calamares

Los huevos fritos con caviar del Bar Canyí en Barcelona / Cedida
Los huevos fritos con caviar del Bar Canyí en Barcelona / Cedida

¿Otro nuevo bar sin alma para modernillos? El riesgo de caer en eso es evidente, pero aquí se han cuidado mucho los detalles para esquivar la tentación y mantener cierto espíritu de bar de barrio, por mucho que la edad media de la clientela haya bajado mucho.

La vajilla heredada del bar que los abuelos de Beltri tenían en l'Hospitalet, encontrar tras la barra al hijo de los anteriores propietarios o ver en una de las mesas a habituales del barrio reconforta. Pero sí, no nos engañemos, es un bar donde se pinchan vinilos. Y buena música, por cierto.

Además de la pequeña carta, una pizarra muestra lo que hay. Y lo que se va terminando. Clásicos como croquetas, cap i pota, anchoas o jamón conviven con ostras, huevos fritos con caviar y navajas o berberechos a la plancha. Mención aparte para las setas en escabeche y las dos estrellas de la casa: el bocadillo de calamares —fino, crujiente...—  y el bocadillo de rabo, que ha sido rebautizado como la burger del Slow & Low.

“Lo único que no hacemos nosotros mismos es el pan”, nos cuentan mientras saludan a conocidos que se han acercado a comprobar qué pasa con ese nuevo bar de moda y organizan comandas que van saliendo de cocina. Con más de 700 comensales a la semana, es imposible no preguntarles si ahora no se aburren en Slow & Low. "Es el ying y el yang", bromean.

Acaban de abrir un pequeño reservado para seis personas en la parte de arriba del donde la idea es cerrar menús con los platos de la carta. Y en proyecto, ademas de otras cosas que llegarán estos próximos meses, hacer algo más acogedora la terraza que, también es verdad, siempre esté llena. El Canyí está claro que, más allá de modas que vienen y van, ha llegado para quedarse en el barrio. // Bar Canyí. c/Sepúlveda, 107, L'Eixample, 08015 Barcelona. Tel.: 933 302 307.

Archivado en: