La cocina son texturas, creaciones diversas y cromatismos. Igual que en la sociedad, la diversidad y libre identidad de los fogones se potencia a través de pequeñas píldoras cosmopolitas en ciudades como Avilés, en Asturias. Su arraigado carácter industrial convive con los aires renovados del centro cultural Óscar Niemeyer --única obra del arquitecto brasileño en España-- y que cuenta con uno de los festivales de cine LGTBI+ más aclamados en el circuito.
Su casco viejo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, esconde pequeñas tascas donde la diversidad se abraza dentro y fuera de cocinas. Porque como en la vida, hay tantos gustos como colores. Recomendamos cinco establecimientos donde reina la libertad:
Café Lord Byron
Un paseo sin rumbo nos acerca hasta el conocido, y centenario, Teatro Palacio Valdés. Humilde y sin grandes artificios, tiene como vecino al Lord Byron donde se mantiene esa esencia –entre ecléctica y estrafalaria– de las cantinas de teatro. "Una chocita en el campo, y en ella nos meteremos” reza el primer acto de Yerma, de Lorca; obra cuyo cartel da la bienvenida.
Pedro, recientemente fallecido, y su marido Guti han sido los maestros de orquesta de este espectáculo donde las boas, batutas y tules se cambian por pinchos de tortilla, café de barra de bar y servilleta de papel. El frenético ritmo de la mejor farándula patria se pausa en este oasis de buen tinto y platillo. Sin complejos, porque nadie puede negar que no hay mayor placer que un buen bocata después de una noche de focos y brilli-brilli.
El pequeño local cuenta con un espacio donde se abraza la cultura, dando luz –y voz– a todo aquel que tiene algo que decir. Como si del Speaker’s Corner del londinense Hyde Park se tratase, Lord Byron es un refugio de cultura que celebra la vida. Altavoz de la nueva generación de los más diversos artistas avilesinos. / Café Lord Byron. Palacio Valdés, 1
La Galla
El antiguo arrabal de Rivero emana personalidad y carácter propio. No hay mejor ubicación para introducir la cocina vegana en una ciudad tan open-minded como Avilés. Ari, natural de Cataluña, viró por diversas cocinas a nivel nacional hasta que decidió que el recetario tradicional, tal y como estaba concebido, no era lo suyo. Así surgió La Galla.
“Estaba harta de sacar comandas de cadáveres” afirma para Hule y Mantel. Acorde a su conciencia animalista y antiespecismo, decidió emprender un negocio de cocina vegana que ha calado en la sociedad avilesina. El típico menú diario se moderniza con una cocina de kilómetro cero, casera y de producción diaria. Quien se acerque a La Galla con prejuicios prontó entenderá que el proyecto de Ari y su equipo busca sorprender con creaciones como las croquetas caseras, los tacos al pastor o sus aclamadas albóndigas con salsa de tomate casera y patatas. Respeto al producto que se materializa en una conciencia activa con búsqueda de alternativas.
Su lucha va más allá de la gastronomía, donde hay cabida para eventos relacionados con el Orgullo. “Participamos en la vida del barrio; contamos con mercadillos solidarios, ofrecemos espacios para artistas locales y torneos gastronómicos donde todo lo recaudado va para asociaciones animalistas” explica Lorena, del equipo de La Galla. Su espicha LGTBI+ es todo un referente en la ciudad, donde no falta la buena sidra fresca. // La Galla tasca vegana. Rivero, 31 / 684 619 598
Picakechinga
Naimity, licenciada en Gastronomía y Artes Culinarias en su México natal, acerca un trocito del país del tequila a la histórica calle de Galiana. Entre sus soportales encontramos Picakechinga. Una tasca que no acepta reservas y que ofrece el mejor street-food mexicano cada noche. Junto a su compañera Arantxa, quien ha vivido largas temporadas en el país latino, forman un tándem donde sus margaritas traspasan fronteras.
Las figuritas de vírgenes, máscaras de lucha libre y todo el imaginario del Méjico más popular no deslumbran una cocina que potencia el recetario tradicional, sin caer en banales clichés. Porque Picakechinga es verdad, dentro y fuera de la cocina; sus nachos pibil, el pastel de chocolate méxico-belga o las enchiladas suizas son buena prueba de ello. ¡Qué padre! // Picakechinga. Galiana, 12
La Santera
“Por mí, abriría una veintena de restaurantes temáticos en la ciudad” confiesa Naimity para nuestro medio. Y está claro que algún ingrediente especial debe manejar esta pareja entre fogones para conseguir que sus aperturas sean un éxito, y se consoliden en la oferta culinaria de Avilés.
“La Santera es un espacio gastronómico que viene a cubrir la demanda de cocina internacional en la ciudad” explica. Podemos emprender un viaje gastronómico con alternativas tan dispares como el Mar-Bun-Cha tailandés, su Khachapuri –pizza de pan típica de la cocina georgiana, con el toque asturiano del queso La Peral- o la torrija de rabo de toro. Aromas del mundo en un espacio que no deja indiferente. Impresicindible. // La Santera. Galiana, 22 / 984 280 216
Vermutería La Monstrua
Una escultura del cuadro La monstrua vestida, del avilesino Carreño de Miranda, preside uno de los rincones más singulares del barrio de Sabugo. Germen de La Movida avilesina –que nada tiene que envidiar a la madrileña- al calor de la industrialización de la villa, Sabugo es un must para los gastrónomos más aventajados.
Óscar y Mario son dos conocidos hosteleros en Asturias. Después de vivir años a orillas del Mediterráneo, cambian las sombrillas de playa y el after-sun por las agitadas aguas del Cantábrico. Tras una aventura empresarial por las cuencas mineras asturianas, recaen en uno de los locales con más solera de la ciudad. Como sus vermús.
Lejos de las habituales vinaterías, la pareja ha apostado por diferenciarse a través de una carta con más de un centenar de referencias donde destaca el vermut artesanal que ofrece Óscar, rosado con reminiscencias dulces y un chispazo picante. Su terraza, vigilada por la regia Monstrua, es una de las más buscadas en el barrio alternativo. // Vermutería La Monstrua. Estación, 17 / 689 785 732
