Los 185 años de historia del emblemático restaurante 7 Portes van inevitablemente ligadas a los Porxos d'en Xifrè del Port de Barcelona, un enclave que, entre otros méritos, tiene el de haber sido el primer edificio que se fotografió en España, además de alojar a la familia Picasso. Hasta aquí bajaban muchos barceloneses para disfrutar de un 7 Portes que se ha transformado con los tiempos y la sociedad, siendo taberna y café, que tiempo después se transformó en café-cantante con billares y timbas, y donde debutó con 7 años Carmen Amaya; para finalmente convertirse en el restaurante que aún hoy logra colas bajo los soportales
Ahora, por primera vez, abandona su hábitat natural para trasladarse con una nueva propuesta, el restaurante La Barra del 7 Portes Galvany, a la zona alta de la ciudad, al barrio de Sant Gervasi-Galvany, y acercar su cocina, "la de los fumets y los fondos", tal y como nos cuenta Paco Solé Parellada, alma mater de esta emblemática casa, a una clientela que no le es desconocida, pero que a menudo siente la pereza de cruzar la Diagonal.
Llegar al "upper"
"Es un spin off del 7 Portes", nos dice este experimentado restaurador unos minutos antes de presentar oficialmente su nuevo proyecto. Ya hicieron una primera prueba con la Barra del 7 Portes Pla de Palau, ubicado en la calle Reina Cristina, justo detrás del restaurante madre. "Fue un experimento divertido, y salió bien. Pensamos: ¿Y si lo probamos arriba?" Como buen barcelonés, Solé habla de "arriba" para referirse a todo aquello que queda por encima de la Diagonal, el "upper".
Y allí se han instalado, en la calle Amigó, al lado del Mercado Galvany, un lugar "vivo", dice, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. En este local estuvo antes el restaurante La Mariona, "un establecimiento con una historia bonita, lo hacían muy bien, y nos pareció un sitio ideal", afirma Solé. Además, "tener el mercado al lado es importante, porque acabas bebiendo de él. Es kilómetro súper cero", añade.
¿Qué se come?
Aquí se pueden degustar los platillos, las tapas y los arroces más emblemáticos del 7 Portes, elaborados bajo la dirección del chef Jaime Pérez Sicilia, jefe de cocina del restaurante desde el año 2017. "Pero en raciones más pequeñas, algo más que medias raciones", dice Solé, para potenciar las comidas y las cenas algo más rápidas e informales. "Hemos venido aquí arriba y como teníamos la experiencia del restaurante de abajo ha resultado relativamente fácil reproducirlo", agrega.
Entre los entrantes, no faltan sus croquetas crocantes de jamón ibérico, sus buñuelos de bacalao o sus calamares a la romana con mayonesa y romesco. Tampoco su canelón trufado de Fiesta Mayor o el canelón 7 Portes y, por supuesto, los arroces que les han hecho famosos a lo largo de estas décadas: la paella Parellada de pescado, el arroz de verduras o la fideuá con alioli. Además, ofrecerán platos de temporada, otro de los sellos de la casa.
Fidelidad y continuidad
La clientela, como decíamos, "no es gente nueva, son clientes que conocen el restaurante y lo conocen bien, y que ahora lo tienen más cerca", reconoce el restaurador, que se muestra ilusionado con el nuevo emplazamiento. "No somos un grupo, somos una empresa familiar. Abrimos lo que queremos, pero no hay voluntad de ser un conglomerado", puntualiza.
Sí que hay voluntad de seguir renovándose, como han demostrado a lo largo de estas décadas. "Estamos abiertos a los retos, a pensar las cosas de manera diferente. No hemos parado de modernizarnos, si no no existiríamos", dice. Y agrega entre bromas: "Yo estoy vivo en el siglo XXI y no en el siglo XIX".
¿Habrá continuidad? Por supuesto, porque aunque sus hijos trabajen en otros sectores, Solé explica que "participan al 100% del funcionamiento del establecimiento, lo han vivido desde pequeños y no están nada alejados". La continuidad pues "está garantizada, solo depende de nosotros mismos continuar haciéndolo bien".