Un año más, no cabrá un alfiler este verano en el oriente de Asturias. Atraídos por los emblemáticos lagos de Covadonga, el Santuario del mismo nombre, presidido por La Santina (como cariñosamente se llama a la Virgen de Covadonga por estos lares) y el marco incomparable de los Picos de Europa, ruta del Cares incluida, miles de turistas buscan dónde reponer fuerzas con los platos más populares de la gastronomía astur.
Seguros de que la gastronomía asturiana no les va a defraudar, a nadie se le escapa que la ecuación temporada alta, turistas y gastronomía puede llegar a sufrir... Por eso, acercarse hasta estos cinco chigres y fondas donde habitualmente peregrinan los autóctonos obrará otro milagro (con permiso de La Santina): evitar caer en trampas para turistas.
Casa Sánchez: cabrito en el Sella
Casa Sánchez es una de esas joyas que las carreteras asturianas esconden. A pocos kilómetros del puente romano (que en realidad es medieval), nos topamos con una discreta casa que solo llama la atención por la cantidad de coches aparcados en el arcén. Este, como la leyenda de los camiones en las áreas de servicio, es símbolo de las 3 bes: bueno, bonito y barato. Los fogones de Casa Sánchez se presentan humildes y sin pretensiones, como quien sabe que lo importante es el contenido y no el continente.
Comandadas tomadas a viva voz, el aroma a leña que procede de la chimenea del salón, raciones abundantes que nos llevan al calor del llar de nuestras abuelas y un producto donde destacan las carnes de productores de la zona. Aunque el intrépido turista se acercará preguntando por su cachopo, demos una oportunidad a los guisos de toda la vida. El cabrito es una de sus especialidades, así como el chorizo a la sidra o sus manitas de cerdo. Cuentan con una fantástica terraza a la vera del río Sella. Ideal para tomar una copa, infusión o dejarse llevar por una merecida siesta. Pura fartura asturiana. / CASA SÁNCHEZ c/ Tornín, s/n / 985 947 576
Casa Morán: sota, caballo y rey
Casa Morán se encuentra a unos 10 minutos, en coche, de la capital canguesa. El camino hasta aquí merece la pena. En un local que ha permanecido intacto durante años, máquina de tabaco y botella Larios incluida, sorprende una cocina donde poco se puede escoger. Aquí no hay carta y, como en épocas de antaño, hay que comer lo que te ponen. Y no dejar nada.
“Sota, caballo y rey” repetía sin pestañear Rosa Morán (1934 – 2021), alma mater de esta fonda con carácter y arraigo. Con su fallecimiento se pierde el eco de esa generación de guisanderas, con personalidad indomable, que eran auténticas empoderadas de la cocina tradicional asturiana. Embajadoras del buen hacer, hoy es posible revisitar los clásicos de Rosita, como cariñosamente era conocida, en el restaurante familiar. ¿Imprescindible? Una buena ración de carne guisada o el cordero con patatinos, criado en casa. Hasta el mismísimo Mel Gibson dio buena cuenta de él. / CASA MORÁN. c/ Benia de Onís, s/n / 985 844 006
Alto Sella: oda al cochino
El templo de la casquería está a orillas del Sella, una parada obligada para aquellos amantes de las buenas carnes. Cochino matado, invierno solucionado (y en el valle de Amieva se demuestra). En el Alto Sella se mantiene guiño tradicional a esa cocina de supervivencia, sus clásicos radican en los callos caseros, pequeñinos, pastosos y picantinos, como manda la tradición asturiana; las manos de cerdo o la lengua estofada. También hay espacio para la fabada, no se vaya a asustar nadie. Con compango casero, su morcilla es una de las más deliciosas del oriente asturiano.
Cuando el frío tapa las cumbres de los Picos de Europa, el Alto Sella participa, junto a otros restaurantes de la zona, en las jornadas gastronómicas del cerdo. Hasta nueve platos, uno detrás de otro, permiten saborear cada recoveco del gorrino: boroña preñada, picadillo o sopa de hígado prometen reponer fuerzas tras la caminata o entrar en calor durante las frías jornadas del invierno asturiano. / ALTO SELLA. Córigos, s/n, Amieva / 985 944 903
La Sifonería: tasca en Cangas
El bullicio del mercado dominical apenas nos permite vislumbrar una pequeña tasca. El hecho de que las mesas de su terraza siempre estén llenas es buena señal. Hablamos de La Sifonería, que abrió sus puertas en 1896 y que aúna tienda de productos locales, chigre y restaurante. Corren los vermús, raciones, sidra y platillos en su tasca más tradicional, con una cocina casera donde destacan la tortilla de merluza, los huevos rotos con pisto o las mollejas de cordero.
Quienes busquen mesa y mantel, tendrán la opción de abrazar la gastronomía más típica en su restaurante. Fabada, tablas de quesos de la zona como el gamonéu o cabrales, así como un crujiente cachopo dan, a turistas y locales, una buena dosis de asturianía. / LA SIFONERÍA c/ San Pelayo, 28 Cangas de Onís / 985 849 055
Casa Pedro: fusión a la asturiana
La carretera sinuosa nos aleja del bullicio de Cangas. Entre robles y hayas, nos acercamos hasta la pequeña aldea de San Juan de Parres. Quienes conocimos aquella casa de comidas de parroquiano y Tour de Francia en la tele durante el verano, nos sorprendemos por la renovación de sus instalaciones y la nueva versión de sus cocinas.
Christian, al mando de los fogones, traslada una visión europea a la cocina de la abuela, sin perder el respeto a las buenas costumbres. No faltan los cachopos y su buen potaje, pero el toque cosmopolita lo dan sus alcachofas con jugo de ibérico y parmentier o los nems de panceta y pulpo. Aires coetáneos con Víctor Manuel de fondo. ¿Acaso no hay nada más extravagante como probar la fusión astur-asiática bajo un hórreo? / CASA PEDRO. San Juan de Parres s/n Parres / 610 170 018