Los sabores del Camino Portugués hacia Santiago de Compostela (Galicia)

Tui, Baiona y el Pazo do Faramello son tres paradas indispensables en el Camino Portugués hacia Santiago, por su interés turístico pero también por sus bondades gastronómicas

Javier Llavona

Periodista de viajes y gastronomía

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Los peces de almendras de las hermanas Clarisas de Tui (Pontevedra) / Foto: Turismo Rias Baixas
Los peces de almendras de las hermanas Clarisas de Tui (Pontevedra) / Foto: Turismo Rias Baixas

Las nieblas ascienden desde la orilla del río Miño. Poco a poco, la catedral de Tui se despierta enclavada en lo alto de un conglomerado de piedras e historia. Los primeros peregrinos, como sombras de la noche, atraviesan el puente de Valença dejando atrás la bella Portugal en su camino hacia Santiago. Lo que no saben es que, en este Camino Portugués (con su variante interior o la alternativa de la costa) está repleto de rincones con encanto, buenas fondas donde descansar cuerpo y alma —y estómago, por qué no— así como platillos y recetas que reconfortan al más agnóstico. Porque la gastronomía es otra religión a la que encomendarse. 

Tui: peces de almendra

Catedral de Tui y pez de almendras de las monjas Clarissas / Foto: Turismo Rias Baixas y Javier Llavona
Catedral de Tui y pez de almendras de las monjas Clarisas / Foto: Turismo Rias Baixas y Javier Llavona

Tui (Pontevedra) es la primera localidad española que ven los peregrinos tras atravesar la frontera hispano-lusa. Una ciudad de piedra cuyo máximo exponente es su catedral del siglo XII, que desde la Edad Media contaba con hospital de peregrinos. Un paseo por su casco histórico nos acerca a conocer una fauna muy peculiar que se elabora, en absoluto silencio, en el convento de las hermanas Clarisas. Las comúnmente denominadas “encerradas” preparan unos deliciosos pececitos de almendra. Una receta sencilla, poco presuntuosa, y que se vende por docenas a través de la reja que divide el mundo real del conventual. Solo un pequeño papel film nos separa de este delicioso bocado que nos ayudará a recargar fuerzas para afrontar la etapa del día. 

Para que las piernas descansen tras un paseo por el barrio judío, nada mejor que acercarse hasta Ideas Peregrinas (Porta da Pía, 1). Un albergue con un marcado diseño europeo, donde se puede disfrutar de un café caliente mientras se entabla conversación con peregrinos llegados de todos los rincones del mundo, que toman Tui como referencia para comenzar el Camino Portugués hacia Santiago. 

Baiona: el sabor del Atlántico 

Costa de Baiona y gambones en restaurante Rocamar / Foto: Canva y Javier Llavona
Costa de Baiona y gambones en restaurante Rocamar / Foto: Canva y Javier Llavona

El peregrino sabe que ha llegado a Baiona (Vigo, Pontevedra) por dos razones: las Islas Cíes se divisan al fondo como último atisbo de tierra antes de llegar al Nuevo Mundo y, por otro, la réplica de la carabela Pinta ubicada en el puerto deportivo de la localidad que recuerda ese pasado ligado a la mar, a las expediciones y al contraste de culturas que vivió esta pequeña localidad gallega. Aquí puede realizar la ruta Pinzoniana y también disfrutar de un buen plato de marisco y, cómo no, en este caso visitará el restaurante Rocamar (Baredo, s/n).

Con caída a las aguas de la bahía y unas espectaculares vistas a las islas o la fortaleza Monterreal, este coqueto salón de bodas parece anclado en el tiempo. Un lugar que es punto de encuentro de las familias de la zona donde celebrar aniversarios, festejos y, en definitiva, la vida. Sus platos son puro Atlántico, con gambones a la plancha o marisco gallego espectacular su centolla, solo en temporada— que fortalecen el alma del peregrino. Si bien es cierto que su ticket medio puede superar el presupuesto de alguien que realiza el Camino, Rocamar es uno de esos refugios gastronómicos que merecen el capricho del viajero. 

Pazo do Faramello: miel de flores y licor

Exterior del Pazo do Faramello y su licor do toxo / Foto: Facebook y Javier Llavona
Exterior del Pazo do Faramello y su licor de toxo / Foto: Facebook y Javier Llavona

Tras dejar atrás la termal villa de Caldas de Reis o Padrón y sus reconocidos pimientos, el peregrino aligera el paso hacia uno de los puntos más desconocidos dentro del Camino Portugués. No obstante, este ha de desviarse del camino marcado para descubrir toda una joya de la historia gallega: el pazo do Faramello (Rois, A Coruña).

Su visita, realizada por el propio Señor do Faramello —como curiosidad, es uno de los pocos que puede acceder a la catedral de Santiago a caballo— ofrece un repaso a los tres últimos siglos en la historia de Galicia. Refugio de monarcas, y de origen genovés, esta antigua Real Fábrica de Papel conserva una belleza descomunal que se palpa en sus edificaciones, las antiguas instalaciones de la imprenta y un bello jardín que se acopla al bosque de ribera, en pleno proceso de reforestación. 

El pazo se ha reconvertido en un punto donde la gastronomía ha adquirido un papel relevante. Es posible degustar productos locales y de auténtico kilómetro cero, como el albariño de la propia bodega o la miel de flores con jengibre y limón —ideal para las travesías invernales por estos lares—, que se venden en su tienda junto a diferentes viandas traídas de productores locales. Entre las joyas culinarias, el licor de toxo capta la atención del peregrino. Quizás lo hiciese también a Emilia Pardo Bazán cuando escribió que “pazos hay muchos, el de Faramello es único”.