Estamos sentados frente al mar. Ha refrescado y el calor húmedo y pegajoso del día da tregua. Miramos al infinito y comentamos lo grandioso del paisaje ante nuestros ojos. Entonces mi acompañante, que es medio de aquí, afirma que si él tuviera que escribir sobre la Costa d'Amalfi o Costiera Amalfitana, empezaría dejando bien claro al lector que aquí no podrá evitar ser un turista. Y tiene razón.
El turismo en esta zona de la Campania tiene su origen en la exclusividad, en los grandes hoteles de lujo enclavados al borde de los acantilados, con chófer y patrón a disposición, ascensor al mar y playa privada. Ahora, en la era de Airbnb, ese turismo se mezcla –aunque no se toca– con el que desembarca en pequeños puertos a miles de viajeros que van y vienen con la boca muy abierta, sin conductores privados, vistiendo ropa y accesorios con estampado de limones amalfitanos que han comprado en el pueblo anterior.
Por tanto, este no es un artículo sobre cómo no ser un turista en esta tierra, porque lo eres y tienes la fortuna de estar aquí. Este es un manual de viaje gastronómico para conocer algunas de las elaboraciones imperdibles de su recetario y señalar algunos restaurantes libres de la masificación a los que llegar caminando solo “un poquito más”. Recordemos, además, que los municipios que conforman esta costa son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1997.
Salerno: genovese y brioche helado
La mayor parte de los viajeros que llegan a la Costa Amalfitana lo hacen vía Nápoles, hacia Sorrento. Una opción menos masificada es comenzar la ruta en Salerno, ciudad marinera y también provincia en la que se incluyen muchos de los pueblos de la zona. Aunque no se considera parte de esta, merece una parada. No dejes sin probar la genovese di tonno de Osteria Angolo Masuccio, memorable. Y de postre, para el paseo por el lungomare, pecar con un brioche de helado de Bar Netunno. Si es de pistachio di Bronte, será con DOP. // Direcciones: Osteria Angolo Masuccio. Via Masuccio Salernitano, 45, Salerno / Bar Nettuno. Lungomare Trieste, 136, Salerno
Vietri: spaguetti alle vongole
Vietri sul mare es el primer pueblo de la Costiera y es famosísimo por su cerámica artesana, que puede encontrarse en las vajillas de los restaurantes de toda la zona. En el restaurante Antica Bagnara, situado en la plaza principal, sirven unos spaguetti alle vongole de categoría a un precio más que razonable. Antica Bagnara esconde, en sus tripas, una antigua terma romana en la que se mantienen intactas algunas piezas de cerámicas de la época del Imperio. Una sorpresa que nos sirvió de postre y nos dejó los pelos de punta. // Dirección: Antica Bagnara. Via Giuseppe Pellegrino, 142, Vietri sul Mare
Atrani: antipasti y paccheri con pesce
Si queréis comer producto local con una relación calidad precio imbatible, Atrani guarda un tesoro escondido a quince minutos a pie de Amalfi, su espectacular vecina, archiconocida y ciertamente masificada. Atrani es pequeño, pesquero, bello a rabiar y, además, allí se encuentra A’Paranza un negocio abierto en 1986 por los hijos de Andrea Proto, reconocido pescador de pulpos de la zona que no quería tener un restaurante, hasta que le convencieron.
Especialistas en pescado azul, caracterizan su oferta por servir los antipasti en formato degustación de 9 bocados, a los que siguieron unos paccheri con pescado de campeonato. Para acompañar un blanco, el Selva delle Monache, DOP Costa d’Amalfi, producido en Ravello. // Dirección: A'Paranza - Via Comunale Traversa Dragone, 1, Atrani
Positano: mejillones y pasta al limone
Bello e impresionante y lleno de color, pero también enormemente masificado, Positano es una parada obligatoria en este viaje. Aunque llegarás, seguramente por mar y verás restaurantes en primera línea de playa, propongo salir de la ruta habitual y caminar pegados a la roca hacia su cara más desconocida.
Un pequeño paseo después, descubrirás la vista desde la terraza de Lo Guarracino. Mejillones al vapor, pasta al limone y pizza estilo salernitano (crujiente). Cocina sencilla, casera, sabrosa y dentro de un presupuesto más comedido. // Dirección: Lo Guarracino Ristorante - Pizzeria. Via Positanesi d’America, 12, Positano
Praiano: alici fritte y paccheri con langosta
Praiano empieza en la montaña y termina en el mar, conectados por caminos que serpentean la ladera. En la playa, ocupando una pequeña casa incrustada en el risco de piedra, se encuentra la Trattoria da Armandino. Armandino abrió el negocio en 1986 en este enclave, que hasta entonces era una casa de pescadores. Aquí, dos antipasti remarcables: unas alici fritte, bocartes fritos de manera sencillamente inmejorable, y mozzarella di buffala grillata sobre hoja de limonero, ¡qué descubrimiento y qué delicia!
Pedimos paccheri di pesce, pero, prueba de lo fresco que es el producto, la pesca del día no había traído las variedades necesarias. Armandino resuelve, ¿y si los cocinamos empleando una langosta pequeña? Acierto total. Menos económica, pero absolutamente remarcable. El cierre, con limoncello de limones que crecen aquí al lado, soberbio. // Dirección: Trattoria da Armandino - Via Marina di Praia, Praiano
Ravello: caponata, parmiggiana y ziti
Abandonamos la costa para ascender hasta Ravello, en línea casi recta con Amalfi, si observamos desde el mar. Desde aquí arriba la vista es aún más abrumadora: miles de limoneros crecen en terrazas distribuidas por toda la ladera, tortuosos caminos hacen requiebros y se adaptan a la morfología de la montaña. Idílico es la palabra para Ravello, especialmente al atardecer.
En el Enotavola y Wine Bar del Palazzo della Marra, la caponata y la parmiggiana de berenjena y la pasta allá genovese, todo aciertos. Además de una terraza espléndida, guarda un interior abovedado que traslada a otra época, lejana y antigua. El vino, L’Oro degli Dei DOP Costa D’Amalfi, tinto y producido en Ravello. // Dirección: Enotavola - Wine Bar. Via della Marra, 7, Ravello
Cetara: alici, anchoas y granita
Final de ruta en Cetara, pueblo de pescadores famoso por su torre y consagrado a los boquerones y su versión en salazón, las anchoas. Abierto hace algo más de siete años, Punto e Pasta es un local diminuto dedicado a cocinar pasta fresca artesana, con menú variable y opciones que salen de lo común. Ideal para probar las alici rellenas, boquerones rellenos, de queso, de verdura…
De postre, minitopolino en la Pastelería Gelateria Artigianale Dolci Tentazioni, que se encuentra en el lado contrario de la acera. Panza piena y antes de marchar, despedida con una refrescante granita de limón frente al mar en Bar Miramare. // Direcciones: Punto e pasta. Corso Garibaldi, 14, Cetara / Pasteleria Gelateria Artigianale Dolci Tentazioni. Corso Garibaldi, 31, Cetara / Bar Miramare. Corso Garibaldi, 49, Cetara ///