A la histórica capital navarra no le falta de nada. Es generosa en patrimonio, historia y cultura, espléndida en naturaleza y rica en gastronomía. Por eso, más allá del frenesí de sus célebres sanfermines —que acaban de terminar—, resulta perfecta para una escapada en cualquier época del año.
Y para no perdernos nada comenzamos este viaje en la plaza del Castillo, el corazón de la ciudad. Cuentan que fue el primer lugar que pisó Ernest Hemingway cuando llegó en julio de 1923. De hecho, precisamente aquí se ubica el histórico Café Iruña, punto de encuentro de los protagonistas de su novela Fiesta; el bar Txoko, su preferido para desayunar y también su primer alojamiento, el centenario Hotel La Perla, situado a pocos pasos de la plaza Consistorial y de la famosísima calle Estafeta.
Qué ver en Pamplona: los imprescindibles
Sin duda seguir la estela del Nobel de Literatura es una buena forma de conocer la ciudad, aunque también podemos perdernos por el casco histórico y dejarnos sorprender por los tesoros que salen a nuestro paso, que no son pocos.
Por ejemplo, la iglesia de San Saturnino o San Cernin con su portada de estilo gótico francés y su veleta con forma de gallo (el gallico de San Cernin); el Museo de Navarra, una fascinante inmersión en la cultura y la historia de Comunidad Foral; o el Palacio Real y Archivo General de Navarra construido por el rey Sancho VI el Sabio en el siglo XII y remodelado en 2003 por Rafael Moneo, sede de la memoria del Reino de Navarra.
La catedral de Santa María la Real, con su espectacular fachada neogótica y su imponente claustro gótico, es otra parada imprescindible que nos sitúa además a pocos metros del Rincón del Caballo Blanco, punto inexpugnable de la antigua urbe fortificada que ahora ejerce de imponente mirador sobre el río Arga y el espléndido cinturón verde que la circunda. Trescientas hectáreas de parques y jardines donde se funden patrimonio cultural y naturaleza.
Pero a Pamplona también se viene a disfrutar de la buena mesa y de excelentes vinos. Si además lo maridamos con un entorno privilegiado, mejor que mejor. Os recomendamos una bodega y cuatro restaurantes que son una apuesta segura para una escapada a Pamplona.
Otazu
Por eso comenzamos en Bodega Otazu, ubicada a poco más de 10 kilómetros de Pamplona, en el corazón del histórico valle de Etxauri. Esta bodega navarra es la confirmación de que el vino es cultura compartida pero también que se enaltece si lo ensamblamos con otras obras de arte.
Otazu es la culminación de un sueño que Guillermo Penso heredó de su padre, un pamplonés que encontró en estas tierras el lugar donde “producir los mejores vinos del mundo y disfrutar del arte que tanto le apasionaba”, explica Jorge Cárdenas, director ejecutivo de este proyecto familiar iniciado en 1989.
Todos sus vinos se elaboran exclusivamente con uvas procedentes de sus 93 hectáreas de viñedo propio certificado como D.O.P. Pago, la máxima certificación que puede obtener un vino en España.
Pero en este terroir privilegiado, además de vinos excepcionales, se viene a disfrutar del arte. Otazu atesora una de las colecciones de arte moderno y contemporáneo más importantes de Europa. Alrededor de mil piezas firmadas por Tàpies, Manolo Valdés, Carlos Cruz Diez, Xavier Mascaró o Ai Weiwei conforman un extraordinario fondo.
Apenas se muestran unas 200 obras en la colección permanente que se exhibe tanto en el exterior del señorío como en el interior de las instalaciones. La más espectacular, la menina de Manolo Valdés que preside la imponente sala de barricas. Enoturismo a otro nivel. // Otazu. Señorío de Otazu s/n, 31174, Otazu (Navarra).
Restaurante Sarbil
Alimentada el alma, ya saben, toca alimentar el cuerpo y lo hacemos no muy lejos de aquí, en el restaurante Sarbil en la pequeña localidad de Etxauri. Con una buenísima relación calidad-precio, el espacio es un espectacular mirador que se asoma a Otazu y al espléndido valle; y su propuesta gastronómica un homenaje al producto de temporada y a los clásicos de la gastronomía navarra.
En su carta no faltan las verduras de la tierra en platos como los cogollos con piquillos de Navarra y anchoas del Cantábrico, los espárragos trigueros con crema de foie y jamón ibérico o el revuelto de hongos de Ulzama. Tampoco los pescados y las carnes como el lomo de bacalao con piperrada sobre piquillos, el rabo de toro al estilo tradicional o el gorrín asado a baja temperatura y terminado a la parrilla. // Restaurante Sarbil. c/Ikerrea, 8, 31174, Etxauri (Navarra).
Restaurante Baserriberri
De vuelta a la capital navarra, la oferta gastronómica es casi ilimitada, sobre todo en lo referente a los pintxos. Pero Luken Vigo e Iñaki Andradas han conseguido elevar el concepto a otra dimensión. Lo hacen desde la céntrica calle San Nicolás en un local que abrió sus puertas en 2016, distinguido en dos ocasiones con el primer premio de la Semana del Pintxo de Navarra y recomendado por la Guía Michelin.
Su creatividad en los fogones animó una de las muchas fiestas celebradas en la meca del cine durante la pasada edición de los Oscar. Afortunadamente no hace falta cruzar el Atlántico para saborear su original manera de entender la cocina. Basta con abrir su carta y escoger lo que nos apetezca.
Ya sean sus dos menús degustación (de 7 pases por 50€ o de 5 pases por 35€, bebidas aparte) para disfrutar tranquilamente en el restaurante; su selección de pintxos, entre otros su famoso bOOmVeja —un pan de leche de oveja ahumada con lactonesa trufada y cordero estilo thai—, o sus raciones para compartir sentados a la barra. // Restaurante Baserriberri. c/San Nicolas, 32. 31001, Pamplona (Navarra).
Restaurante Alhambra
Todo un clásico de la cocina navarra, y de la ciudad, el Restaurante Alhambra (dos soles Repsol y recomendado por la Guía Michelin 2024) abrió sus puertas en 1985 y desde entonces su prestigio no ha parado de crecer. Elegante, acogedor y con un servicio impecable, conviene reservar para disfrutar de su excelente propuesta basada en el producto fresco y de temporada.
Habitualmente ofrece dos menús degustación pero también tienen carta, la mejor opción si queréis probar varios platos. Los pimientos del piquillo de Perón asados con aceite de oliva virgen, la ensalada de tomate sin pile con lomos de bonito y cebolleta fresca o las pochas de Navarra guisadas al estilo tradicional y guindillas de Ibarra son algunos de sus entrantes estrella.
En cuanto a los principales, las carnes como el solomillo de ternera con foie fresco, los callos y morros de ternera de Navarra guisados al estilo tradicional o el estofado de toro al vino tinto navarro están entre los favoritos de su fiel clientela. // Restaurante Alhambra. c/Francisco Bergamín, 7, 31002, Pamplona (Navarra).
Chez Belagua
Finalizamos en la vía más famosa de la ciudad, la calle Estafeta, en Chez Belagua uno de los establecimientos favoritos de los pamplonicas para tomar pintxos y raciones de chistorra, tortilla de patatas tradicional o rellena, chipirón encebollado, bacalao al horno con alioli gratinado y pimiento del piquillo o gulas con calabacín rebozado.
Aunque también tienen un menú por 45€ con una degustación de entrantes con chorizo a la sidra, tortilla de bacalao o lomo de bacalao con fritada y un segundo a elegir entre pescado o carne, con su famoso chuletón, una de sus especialidades más demandadas. // Chez Belagua. c/Estafeta 49-51, 31001, Pamplona (Navarra).