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Cuaderno de Viaje

Dónde comer y qué ver en Salzburgo (y su región): una deliciosa escapada invernal y de Navidad

La ciudad austríaca de Salzburgo reúne historia, paisajes imponentes, escenarios de película, pueblos de cuento y una tradición gastronómica irresistible

8 minutos

En el café Fürst de Salzburgo elaboran las auténticas bolitas Mozart / ©Yolanda Cardo

Decía Stefan Zweig (Viena, 1881-Brasil, 1942) en su libro El mundo de ayer que Salzburgo le parecía “la más ideal de todas las ciudades pequeñas de Austria, no solo por sus paisajes, sino también por su situación geográfica (...)”. Y es que la bellísima “ciudad de las mil torres”, atravesada por el río Salzach, se encuentra a los pies de la gloriosa cadena de los Alpes orientales y a tiro de piedra de las principales capitales europeas, entre ellas Madrid y Barcelona. 

Pero además de la ubicación y de su majestuoso entorno, la fama (con permiso de su hijo predilecto, Wolfgang Amadeus Mozart) y su aspecto elegante y señorial la han forjado la riqueza y prosperidad que durante siglos le proporcionó el comercio de la sal, el llamado “oro blanco”.

El poder económico, político y religioso que durante generaciones ostentaron los todopoderosos príncipes-arzobispos les permitió construir una ciudad de soberbia arquitectura, la “Roma del norte” la llaman, con la música, el arte y la cultura  enraizadas en su ADN. 

Aún su reducido tamaño (aquí todo está a pocos minutos andando), el centro histórico condensa un excepcional legado patrimonial catalogado desde 1997 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Aquí va una guía de imprescindibles.

Qué ver en Salzburgo

Panorámica de Salzburgo desde la fortaleza Hohensalzburg / ©Yolanda Cardo

Esta hermosa ciudad, estructurada en cinco espléndidas plazas: la Domplatz, la Mozartplatz, la plaza Alter Markt, la Residenzplatz y la Kapitelplatz, contiene numerosas joyas arquitectónicas. Un gran número de ellas se concentran en torno al Domquartier (barrio de la Catedral) como la imponente catedral de estilo barroco cuyo interior conserva, entre otros muchos tesoros, la pila bautismal de Mozart.

Además del soberbio templo encontramos un conjunto de museos con las grandes colecciones de arte de la región, como el museo catedralicio, el de la Residencia Nueva o el de la abadía de St. Peter. 

Precisamente el cementerio de este monasterio del siglo VII inspiró uno de los escenarios de Sonrisas y lágrimas, la inolvidable película protagonizada por Julie Andrews y Christopher Plumer sobre la familia Von Trapp.

Los jardines del Palacio de Mirabell en Salzburgo / ©Yolanda Cardo

El camposanto fue recreado en un estudio pero muchas otras escenas fueron rodadas en localizaciones reales de la ciudad y sus alrededores, como en el puente Mozart (Mozartsteg); la Residenzplatz; o los magníficos jardines del Palacio de Mirabell, construido en 1606 por el príncipe-arzobispo Wolf Dietrich para su amante Salomé Alt y sus quince hijos. Ya en las afueras, se filmaron secuencias en el palacio barroco de Hellbrunn, una idílica finca de recreo de los díscolos gobernantes salzburgueses que en diciembre acoge un encantador mercado de Adviento

La fortaleza Hohensalzburg, erigida en lo alto de la escarpada montaña Festungsberg, es otra visita obligada no solo por las impagables vistas de 360º sobre la ciudad y su entorno sino porque el recinto es un viaje por la historia de la ciudad. Construida en origen para proteger el principado y a sus dirigentes, en la actualidad cuenta con varios museos, como el de la Fortaleza, o el Museo de las Marionetas. 

Para una Navidad de cuento

Puesto navideño del Christkindlmarkt de Salzburgo / ©Yolanda Cardo

Si cualquier época del año resulta perfecta para viajar a la ciudad de Mozart, durante las semanas previas a Navidad la experiencia se torna aún más mágica. Las calles y plazas se llenan de mercadillos con puestos de adornos, originales regalos y todo tipo de artesanías; otros muchos nos atraen con aromas de canela y pan de jengibre para seducirnos con ponches, el tradicional glühwein (vino caliente con especias) y un irresistible surtido de especialidades dulces y saladas

Son muchos, dispersos por los rincones de esta ciudad de cuento, pero, sin duda, el más emblemático y uno de los más antiguos del mundo (finales del siglo XV) es el Christkindlmarkt ubicado en centro histórico entre las espléndidas Domplatz y Residenzpaltz. Conviene llevar efectivo porque la mayoría no admite tarjetas. 

Dónde comer en Salzburgo

Elefant's Erdapfelgrost'l, plato del restaurante Gasthaus Elefant en Salzburgo / ©Yolanda Cardo

Cafés que nos transportan a otra época, restaurantes de comida tradicional, bares de tapas o establecimientos de altura. La oferta gastronómica de Salzburgo es variada y sabrosa. A continuación, una selección de direcciones a tener en cuenta:

Café Fürst: las auténticas bolitas Mozart

En este mítico café-pastelería elaboran, entre otras delicatessen, las famosas bolitas de Mozart (Mozartkugel). Y lo hacen desde 1890 cuando el maestro pastelero Paul Fürst hizo gala de sus habilidades para crear una dulce tentación en honor a Mozart. Unas sublimes bolitas de praliné cubiertas por un fina capa de chocolate negro rellenas de un delicioso mazapán de pistacho.

Más de 130 años después la fórmula original se mantiene y su elaboración sigue siendo totalmente artesanal. Además solo las venden en Salzburgo donde este negocio familiar cuenta con cinco establecimientos. El souvenir más dulce. // Café Fürst. Brodgasse, 13, 5020 Salzburgo (Austria). 

St. Peter Culinarium: el restaurante más antiguo del mundo

Sabrosa gastronomía en el restaurante más antiguo del mundo. Ubicado en el complejo monástico de la abadía de St. Peter, su historia se remonta al año 803 cuando apenas era un humilde despacho de vinos. Con el paso de los siglos, el negocio se fue ampliando y adaptando a los nuevos tiempos.

Actualmente es todo un clásico muy popular entre los salzburgueses. Razones no les faltan. Un amable servicio, un ambiente de lo más acogedor y en la mesa sabrosos platos, como sus reconfortantes sopas, el popular Pete’s roast beef, las carrilleras de cerdo estofadas con polenta y salsa de vino caliente y de postre, el célebre Salzburger Nockerl un soufflé dulce cuya elaboración se remonta al siglo XVII.// St. Peter Stiftskulinarium. St. Peter Bezirk, 1- 4, 5020 Salzburgo (Austria).

A pocos metros de allí, también en el complejo monástico, se encuentra la panadería de St. Peter, la más antigua de Salzburgo con más de 700 años a sus espaldas. Hoy en día siguen elaborando deliciosos panes y dulces tradicionales. // Panadería St.Peter. Kapitelplatz, 8, 5020 Salzburgo (Austria).

Obrador Stiftsbäckerei St. Peter, el más antiguo de la ciudad / ©Yolanda Cardo

Gasthaus Elefant: un Nobel de Literatura

José Saramago encontró en este céntrico restaurante la inspiración para El viaje del elefante. Un asombroso relato sobre la historia de un elefante que en 1551 fue trasladado desde Lisboa hasta Viena como ofrenda para el archiduque Maximiliano de Austria. Tan apetecible como el libro es su oferta gastronómica.

En la decoración no faltan los paquidermos y en la carta encontramos platos tradicionales elaborados con productos de proximidad. Desde el clásico schnitzel (escalope rebozado de ternera o de pollo) con patatas y ensalada; las sopas; el Elefant’s Erdäpfelgröst’l, un sabrosísimo plato con huevo frito sobre un fondo de patatas y trozos de bacon; y tampoco faltan las opciones vegetarianas como los ñoquis de calabaza. // Gasthaus Elefant. Sigmund-Haffner, 4, 5020, Salzburgo (Austria). 

Mini bratwurst en el restaurante Sternbrau de Salzburgo / ©Yolanda Cardo

Panorama m32: espléndidas vistas

Este moderno restaurante ocupa la terraza del Museo de Arte Moderno, en la cima del Mönchsberg y ofrece una magnífica panorámica sobre la ciudad. En su oferta culinaria encontramos cocina internacional con platos de carne, ave o pescado y también pasta, ensaladas o sopas. // Panorama m32. Moenchsberg, 32, 5020, Salzburgo (Austria).

Sternbräu: tapas y buen ambiente

Más que tapas son pequeñas pero deliciosas raciones las que sirven en este céntrico restaurante. Presumen de trabajar solo con productores locales y regionales para ofrecer a sus comensales lo mejor.

Moderno y acogedor, ofrecen varias fórmulas como los platos del día, recomendados por su chef Michael Pratter, una carta de especialidades y un menú de tapas con mini bratwurst caseras servidas con puré de patata, raviolis o chili con carne. // Restaurante Sternbräu. Griesgasse, 23, 5020, Salzburgo (Austria).

Una última recomendación. Los mejores bocadillos de bosna (una sabrosa salchicha de cerdo asada) los hacen en Balkan-Grill, un pequeñísimo puesto de comida callejera en el 33 de Getreidegasse. 

Salzkammergut, la región de los lagos y la sal

Vistas de la región de Salzkammergut desde lo alto del Zwolferhorn © Yolanda Cardo.jpg

Durante 2024 la región de Salzkammergut —“Cámara de la sal”— ha ostentado el título de Capital Europea de la Cultura. Comprendida entre Salzburgo, Estiria y Alta Austria, este bellísimo territorio, ligado históricamente a la explotación de la sal, se caracteriza por sus maravillosos paisajes alpinos, lagos cristalinos, caudalosos ríos, frondosos bosques y bucólicos pueblos de ensueño.

A orillas del Wolfgangsee, uno de los 76 lagos que salpican Salzkammergut, se engarzan tres pueblos que son verdaderas joyas: St. Wolfgang, Strobl y St.Gilgen, todos ellos conectados bien por tierra o por barco. 

St. Wolfgang se extiende a los pies del Schafberg, un pico que se eleva hasta los 1783 metros, al que se accede en el Schafbergbahn, un trenecito inaugurado en 1893 por Francisco José I, y que fue uno de los escenarios de Sonrisas y lágrimas. Desde lo alto, las vistas sobre la región son impresionantes, y si viajan en época navideña quizás se topen con un desfile de Krampus, una suerte de demonio navideño de aspecto peludo y terrorífico que va acompañado de otros personajes simbólicos como San Nicolás. 

Gallina rebozada en el restaurante del hotel Kirchenwirt en Strobl / ©Yolanda Cardo

De vuelta al pueblo, y durante esas fechas, el Christkidlmarkt (Mercadillo del niño Jesús) inunda las calles con puestos de adornos, artesanías o productos locales como quesos, embutidos, vinos y licores y sales de todo tipo. Por supuesto no faltan los de comida donde sirven, por supuesto, el glühwein, dulces o los sándwiches leberkäse (un embutido elaborado a base de carne de ternera y cerdo picada y asada). 

Nuestra próxima parada nos lleva a Strobl, una bonita localidad con casas de campo y villas estilo art déco, perfecta para hacer parada y fonda en el hotel Kirchenwirt. En su cálido restaurante de decoración alpina ofrecen una selección de platos regionales donde no faltan los pescados y tampoco contundentes recetas de carne como el cerdo asado, la gallina rebozada sobre fondo de patatas, el clásico escalope vienés y otras delicias austriacas. 

Al otro extremo del lago, se encuentra St.Gilgen, un idílico enclave donde nació la madre de Mozart. El compositor nunca residió aquí pero su figura está muy presente. Desde aquí parte el teleférico hacia la cima del Zwölfernhorn (1500 metros de altura). El trayecto es ya de por sí una experiencia sublime por las vistas que se van desplegando ante nuestros ojos. 

Ya en la cumbre, dos miradores regalan espléndidas panorámicas de 360º de la región y de los Alpes. Para reponer fuerzas y entrar en calor, nada mejor que tomar una rica sopa en el restaurante de la cumbre. 

Escaparate de la pastelería Zauner en el balneario de Bad Ischl / ©Yolanda Cardo

Finalizamos en Bad Ischl, una encantadora ciudad-balneario, atravesada por el río Traun íntimamente ligada a los Habsburgo. Cuentan que gracias a los beneficios de sus aguas medicinales fue concebido el Francisco José I de Austria, fue precisamente aquí donde conoció y anunció su compromiso con Isabel de Baviera.

El emperador pasaba los veranos, en la Kaiservilla y la localidad se convirtió en un imán para aristócratas, artistas, músicos como el compositor de operetas Franz Lehár, y empresarios visionarios como los artífices de la confitería Konditorei Zauner (Pfarrgasse 7, 4820, Bad Ischl), fundada en 1832, considerada la mejor de toda Austria. Solo hay que ver sus exquisitos escaparates decorados como si fueran preciosas joyerías o el estilo art nouveau del acogedor café.