Albania se ha convertido en el nuevo destino de moda. Ofrece playas de aguas cristalinas, paisajes vírgenes y cultura a precios económicos, una propuesta irresistible para aquellos que buscan lugares —todavía— poco masificados. En 2023 ya habían aumentado los visitantes un 30% y este año son muchos más los turistas que llegan al país atraídos por las imágenes paradisíacas que inundan Instagram y TikTok.
Pero antes de emprender el camino hacia la Rivera Albanesa en el sur o hacia los fabulosos Alpes Dináricos en el norte, el viaje en avión impone una parada obligatoria en la capital del país, Tirana. Tras cuatro décadas de dictadura comunista, que terminó en 1991, la ciudad sigue buscando su identidad.
A falta de una ordenación urbanística, durante años se construyeron sin control rascacielos modernos, edificios con extraños diseños y pequeñas edificaciones con encanto que conviven junto a gigantescas plazas y bloques de viviendas comunistas. Aunque en el sur del país podemos encontrar ruinas griegas, romanas, bizantinas, venecianas y otomanas, en la capital sobreviven pocos edificios históricos: el Castillo de Tirana es ahora un moderno centro comercial al aire libre con restaurantes y tiendas de productos típicos.
La oferta de coctelería en Tirana (Albania)
La oferta de hostelería de calidad ha crecido enormemente en los últimos años debido al aumento del turismo y la mejora económica del país, y ello ha impulsado también el sector de la coctelería.
Tirana ya tiene un local en el puesto 95 de la lista The World’s 50 Best Bars, Nouvelle Vague, y su propietario, Sofokli Cali, se encuentra en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo del bar que publica cada año Drinks International.
De su mano recorremos tres coctelerías de estilos muy diferentes para descubrir cómo beben los tiraneses.
Nouvelle Vague
Nouvelle Vague y sus propietarios, los hermanos Sofokli y Evis Cali, son en gran parte responsables de haber puesto la coctelería albanesa en boca de todos. Organizan con frecuencia guest shifts con bartenders destacados de otros países para acercar las tendencias internacionales a su clientela habitual.
“Hasta el año pasado, todavía había gente que no se atrevía a beber en la calle los tragos de nuestra food truck por actitudes heredadas de la dictadura”, nos cuenta Cali. Lo cierto es que el bar —que tiene dos barras y una gran terraza techada— están siempre llenos de público local. Llevan 10 años abiertos y, aunque les ha costado trabajo educar a los clientes, se han convertido en una parada obligada en la noche tiranesa y su labor divulgativa ha ayudado a desarrollar la oferta de la ciudad.
El bar se encuentra en el Blloku, el barrio más animado y trendy de Tirana. Durante la dictadura, en estas calles se encontraban las casas de los líderes del partido comunista y las sedes del gobierno, por lo que estaba prohibida la circulación del resto de los ciudadanos. Todavía está en pie la que fue la casa del dictador Enver Hoxha, pero irónicamente ahora está rodeada de los restaurantes, tiendas, cafeterías de especialidad y bares más modernos y lujosos de la capital.
La carta actual de Nouvelle Vague recupera sabores e ingredientes que para Cali representan a su país y le traen recuerdos familiares. Utiliza por ejemplo té de montaña, boza —una bebida fermentada de trigo o mijo— y vino de uva kallmet, pero sobre todo se ha propuesto recuperar el destilado nacional de Albania, el raki.
El raki es un aguardiente de frutas tradicional, que como pasa en todos los países, es visto por los jóvenes como una bebida pasada de moda, algo que tomaban sus abuelos. Cali utiliza en sus cócteles raki de mora, pera, uva moscatel o puls berati, una uva local. “En la carta pongo este ingrediente el último de la lista para que la gente no descarte el cóctel por el destilado, así más gente se anima a pedirlos sin prejuicios”, afirma.
Nouvelle Vague, que también ocupa el puesto 90 en el actual listado Top 500 Bars 2024, está solo a 15 minutos andando de la Plaza Skenderbeg, así que no hay excusa para no acercarse a probar alguna de sus deliciosas propuestas. // Nouvelle Vague. Rruga Pjetër Bogdani, Tirana (Albania). Tel.: 355 69 933 3622.
Hemingway Bar
“Hasta los 23 años no había visto una Coca-Cola, unos pantalones vaqueros o una botella de ron”, nos comenta el propietario del Hemingway Bar, una de las primeras coctelerías que abrieron en Tirana. Cuando finalizó la dictadura, que tuvo al país completamente aislado del exterior, muchos albaneses emigraron buscando una vida mejor y años después, algunos volvieron para traer a sus compatriotas lo que habían descubierto.
Es el caso del pintoresco propietario de esta mezcla de bar tiki y gabinete de curiosidades, que ofrece 300 rones diferentes y una buena selección de whisky bajo la atenta mirada de su gata Miska, que dormita junto al piano. El bar se encuentra en un edificio bajo y un poco destartalado. La pequeña puerta da paso a un local festivo, con una decoración abigarrada y sorprendente; tu mirada no dejará de vagar por cada rincón.
El ambiente es muy acogedor y hay días que se programa música en directo, pero cuando no hay muchos clientes se percibe cierta pátina de nostalgia. El Hemingway Bar se resiste ante la modernización implacable de la ciudad y todavía refleja de alguna manera la ilusión e inocencia con la que Albania se empezó a abrir al mundo tras décadas de aislamiento. // Hemingway Bar. Rruga Kont Urani, Tirana (Albania). Tel.: 355 69 202 2303.
Spy Speakeasy
No hay ciudad que se precie que no tenga un speakeasy ambientado en la Prohibición. En este caso, la “tapadera” es una tienda falsa de reparación de cámaras; la coctelería se encuentra bajando una pequeña escalera. La puerta se abre con un código que tendrás que conseguir, tras haber reservado por Instagram.
Spy Speakeasy lleva poco tiempo abierta pero está llamada a ser una coctelería de referencia de la ciudad. Su selección de recetas clásicas es excelente y su ambiente relajado, cálida hospitalidad y elegante vajilla te harán querer prolongar la velada. Cada detalle está cuidado al máximo.
Los tragos tienen un precio que ronda los 7-8 euros pero su propietario, que realmente adora las bebidas históricas, se ha permitido incluir en el menú una lujosa excentricidad: ofrece seis cócteles preparados con botellas de hace más de 50 años que compra en subastas y a coleccionistas. El más caro es un negroni de 220 euros que se prepara con ginebra Gordon’s de 1950, vermut Carpano de 1940 y Campari de 1956.
Después de un cansado día de turismo, nada mejor que acabar la velada escuchando jazz a media luz con un gimlet, un sazerac, un brandy crusta o un bamboo. // Spy Speakeasy. Bajram Curri Blvd, Tirana (Albania).