• Home

  • Menú del día

Desde Lisboa, pasteis de nata… ¿sin nata?

Guardar

Belem [Máximo Ancho 1024 Máxima Altura 768]
Delicioso escrito para comenzar la semana de nuestra articulista Lorena Plasencia que se adentra en esta ocasión en uno de los emblemas reposteros de Portugal y que tiene no pocasa anécdotas históricas.Este año el IX Festival Enogastronómico celebrado en Teguise a finales de noviembre, que por cierto cada año se va consolidando como el mayor evento gastronómico popular de las islas, tuvo una invitada de lujo: la entrañable ciudad de Lisboa.Varios cocineros elaboraban tapas de la gastronomía portuguesa, generando mucha expectación entre el público asistente, entre las que por supuesto no podía faltar el bacalao que los lusos preparan como pocos.Tienen también en su haber, unos deliciosos pasteles muy conocidos y que son la perdición de los más golosos. El stand de estos ricos pasteles tenía su cartel identificativo que decía "Pasteis de nata".Mientras esperaba la última hornada los bocaditos reposteros, pasé un buen rato, hablando con los pasteleros que los elaboraban y me comentaban lo sorprendidos que estaban por la acogida que habían tenido, ya que los 1.500 pasteles que tenían previsto para cubrir los dos días del festival habían llegado a su fin.En ese ir y venir de los asistentes, escuchaba cómo comentaban al pasar por allí ‘¿porqué se llaman pasteles de nata si no llevan nata?’ Otros, por el contrario afirmaban ‘no quiero, es que no me gusta la nata’.Aclararemos, pues, el misterio de pastel de nata que no lleva nata y que solo se debe a un tema de traducción, ya que los portugueses llaman "nata" a la crema cuando para nosotros, la nata es el velo que se forma en la superficie de la leche que al batirse se convierte en una "crema" batida.Despejada esta duda lingüística, nos introduciremos en la historia de los pasteles de nata y los pasteles de Belem, que es como popularmente se les conoce, ya que fue en esa localidad donde comenzaron a hacerse los primeros, como tentativa de supervivencia de alguien del Monasterio de los Jerónimos cuando en 1820 la Revolución Liberal obligó a cerrar todos los conventos de Portugal.En aquella época , Belem estaba alejado de Lisboa y el transporte se realizaba en barcos de vapor que llegaban hasta allí, donde llegaban turistas atraídos por el imponente Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belem y fue así como se dieron a conocer los pasteles que hacían en el Monasterio.En 1837 se comienzan a elaborar en un local anexo a una refinería de azúcar cercana, siguiendo la receta secreta del monasterio. Receta que según parece, se mantiene inalterable y que conocen sólo los maestros pasteleros que elaboran en el "taller del secreto" (oficina do segredo).Estos pasteles tienen una base de hojaldre que se rellena de una crema de huevos, leche y azúcar aromatizada con piel de limón y canela. Tienen tal valor histórico para los portugueses que en el año 2011 los eligieron como una las "7 Maravillas Gastronómicas de Portugal".¿Entonces existen diferencias entre pasteis de nata o pasteis de Belem? La respuesta es sí, ya que sólo pueden llamarse Pasteis de Belem los que elabora la Fábrica dos Pastéis de Belémen en esa ciudad, pues tienen además marca registrada. El resto de los pasteles que se hacen en el país se denominan "pasteis de nata" .¿Cómo se recomienda tomarlos? Se pueden tomar calientes, templados o fríos; personalmente los encuentro mejor templados cuando la crema ya está algo más reposada porque percibes mejor el sabor, su textura adquiere más densidad y el hojaldre esta aún crujiente.Se puede acompañar con un vino de Oporto, un café o un chocolate o solo, sin más compañía que un poco de canela en polvo espolvoreada en su superficie. Ah!! Por cierto, dicen que sólo son tres personas las que saben la receta de los pasteis de Belem. ¡Esperemos sea una leyenda!Lorena Plasencia

TAMBIÉN EN HULEYMANTEL.COM